Población y ordenamiento territorial

Población y ordenamiento territorial

AMPARO CHANTADA
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), desde algunos años atrás, ha recobrado toda su respetabilidad y la confianza de quienes necesitamos de sus informaciones para analizar el espacio, su transformación así como la distribución de la población en el mismo. Hoy su labor es de primer orden, con su regularidad y su seriedad, y amerita nuestro reconocimiento y agradecimiento, a Pablo Tactuck en primer lugar junto a su equipo muy profesional.

Sin embargo, la ONE debe seguir analizando, re-interpretando y ajustando sus definiciones o conceptualizaciones cada vez más cerca de la realidad dominicana: …..Una sencilla noticia llama la atención y nos obliga a pensar……¡ que la población urbana de República Dominicana pasó de 30.3% a 63.6% en los últimos 40 años, lo que significa según ese dato, que 36.4 % de la población es rural! Sería interesante reflexionar sobre las implicaciones que tiene esa constatación, entre rural y urbano, en la cabeza de nuestros políticos, diputados o senadores. Estas son múltiples pero una de ella podría ser muy maliciosa y hacerles creer que ya hemos llegado a la modernidad absoluta, «somos urbanos». Porque esa afirmación es muy poco ajustada a la realidad espacial, social y cultural y muy poca satisfactoria, para los analistas espaciales- Por ejemplo, no se corresponde con el número muy grande de víctimas y afectados por la tormenta Noel, rurales casi todos, incluyendo los que viven en las ciudades, para citar un ejemplo.

Esta división socio-espacial,   rural-urbana   debería provocar un debate entre profesionales y representantes del Poder Legislativo, para llegar a una división social y espacial de la población dominicana más justa y real. Esa reconceptualización de la división campo-  ciudad permitirá a los planificadores adoptar las políticas socio-espaciales más acordes con las necesidades reales, sociales de la población. ¿Qué es rural, qué es urbano, ¿urbano es ciudad? Porqué no adoptar definiciones más especializadas en cuanto a lo urbano: ciudad pequeña, ciudad mediana, capital regional, metrópolis. Es fundamental llegar un día a mejor descripción, porque cada vez más nuestras ciudades desaparecen para ser zonas urbanizadas, lo que no significa que «hacen ciudad». Las provincias que rodean el Distrito Nacional son grandes zonas rurales, urbanizadas, que ni son ciudades, ni crean ciudadanía y menos aun provocan urbanidad. A pesar del Metro, que es una infraestructura de carácter muy complejo, reservada a ciudad desarrollada: transportaremos poblaciones rurales o semi-rurales hacia la ciudad de Santo Domingo. Qué paradoja ¡Pensamos, en el papel que debería jugar una Oficina de Re-ordenamiento Territorial, en el sentido de reagrupar poblaciones rurales, aisladas ¿Cuál sería el límite poblacional para esos asentamientos rurales? De 1.000 habs. con un máximo de 5.000 habs. o mejor dicho 1.000 viviendas agrupadas en terrenos seguros, no inundables. El Estado dominicano los dotaría de infraestructuras mínimas, energía eléctrica, agua potable, drenaje y alcantarillado. El Ayuntamiento haría todo lo otro. Serían poblaciones rurales agrupadas en un poblado rural, porque así son sus actividades.

Pero ¿cómo definir Santo Domingo Norte o Este? No son ciudades, más acertado es afirmar que son «zonas urbanizadas» donde prevalecen todavía grandes áreas rurales, definición más apegada a la realidad dominicana y latinoamericana.

Hay que buscar una definición que se ajuste más a la realidad: la mayoría de los distritos municipales del país (Guerra, Medina, etc.) tienen características eminentemente rurales.

La producción de datos estadísticos sobre la población, no solo es importante para el ejercicio profesional, sino que nos «fotografía» el país, la población y su localización, la tecnificación del espacio, esos son elementos claves de la modernidad.

Por esos motivos, es fundamental que la ONE deje de considerar como población urbana «aquella que habita en las cabeceras de los municipios» o «distritos municipales», considerando al resto como población rural. Hay que mejorar esa aproximación teórica, para implementar una mejor práctica.

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