Poblados convierten vía en autopista peligrosa

Poblados convierten vía en autopista peligrosa

POR ANTONIO GIL
BONAO.-
La autopista Duarte se ha convertido nuevamente en una ruta de alto riesgo porque los poblados la arropan otra vez y los residentes en estos la utilizan como una calle pueblerina, aún sabiendo que la velocidad permitida es de cien kilómetros por hora. Al hacer la ampliación de la autopista Duarte, concluida hace siete años, las autoridades de la secretaría de Obras Públicas plantearon que el nuevo trazo sacaba el tránsito del interior de los poblados para evitar el riesgo que eso significaba.

En el trazado original del año 1922, la carretera Duarte pasaba por el centro de todas las poblaciones desde Santo Domingo hasta Monte Cristi.

Pero con el aumento de la densidad poblacional y el mayor número de vehículos, aumentó el riesgo para los residentes en todas las comunidades por las que pasaba la vía.

Cuando se emprendió la última ampliación se cambió el trazado para sacar esta vía rápida del centro de las poblaciones. Sin embargo, con la falta de control en el crecimiento de los poblados, la nueva ruta de la autopista está casi totalmente arropada de casas y comercios por lo que es cada vez más arriesgado transitar por ella. Pero estos riesgos corren parejos también para los residentes de las edificaciones que se construyen en los mismos bordes de la vía.

Como la autopista está ya en la condición de una calle pueblerina, los residentes de los villorrios han construido pasos a nivel sobre la parte central por los que transitan vehículos y personas en contravención con las previsiones que se tomaron para esta carretera que se diseñó para tránsito de alta velocidad.

Además, se crearon accesos y salidas de vehículos en lugares de potenciales conflictos de tránsito, como las curvas o pequeñas colinas, donde la visibilidad para los conductores y transeúntes es limitada.

Con el aumento de la densidad poblacional y con incremento de estos accesos a la autopista que se usa como una calle de pueblo, son cada vez más frecuentes los casos en que vehículos de todos los tamaños transitan en sentido contrario.

Es frecuente encontrar motocicletas cargadas de paquetes y personas, automóviles de pasajeros, autobuses y hasta camiones transitando en sentido contrario por kilómetros para pasar de un lado a otro o para pasar de un acceso a otro en el mismo lado de la autopista. Aunque transitan en sentido contrario por la franja de estacionamiento, en las curvas y las colinas sorprenden a los conductores que nunca esperan encontrar alguien de pensamiento tan primitivo que tome una decisión de tanto riesgo.

Con el nuevo diseño de la autopista, los constructores explicaron que se previó dejar espacios en ambas márgenes para su ampliación futura y se preveía que las poblaciones nunca debían llegar hasta ella. Pero en menos de siete años la situación es totalmente distinta.

Los establecimientos comerciales, como estaciones de gasolina y expendio de comidas y regalos, de acuerdo con las previsiones, debían cumplir con normas mínimas para garantizar la seguridad en el tránsito.

Aún cuando la ruta de la autopista Duarte fue movida casi un kilómetro al norte de las ciudades de Villa Altagracia y Bonao hoy día son muchas las construcciones concluidas al borde de la vía y otras muchas están en construcción. Las construcciones, que en ningún caso responden a las disposiciones que imponen un margen entre la carretera y las edificaciones, han eliminado en gran parte los sistemas de drenaje de la autopista, lo que está comenzado a tener consecuencias en las condiciones del pavimento que se deteriora rápidamente por el agua que se acumula.

Entre La Vega y Santiago la situación es más complicada porque la densidad de la población alrededor de la vía es cada vez más alta y son muchos los cruces a nivel que se han hecho rellenando el sistema de drenaje central.

En muchos de estos lugares donde se han construido viviendas y establecimientos comerciales en forma ilegal, se han eliminado las barreras metálicas laterales de la vía para tener acceso directo desde la carretera.

Asimismo se han perforado, en algunos casos, las áreas de estacionamiento laterales para hacer construcciones de acceso o rampas y hasta para colocar cañerías. Estas perforaciones están produciendo daños en el pavimento principal.

Uno de los riesgos mayores que tienen los conductores es la presencia de personas que transitan a pie por la vía, en ocasiones niños escolares y aún casi bebés que escapan del cuidado de sus madres en las viviendas junto a la vía donde la velocidad permitida es de 100 kilómetros por hora.

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