Pobreza e inseguridad

Pobreza e inseguridad

POR FERNANDO ALVAREZ BOGAERT
La pobreza es un tema que a través de los años ha ocupado las principales páginas de periódicos. La dedicación de importantes especialistas en economía tratando de encontrar una formula que permita una redistribución de la riqueza y que, de forma equitativa, llegue a los sectores más necesitados. Especialistas de la conducta tratan de establecer la incidencia de la pobreza en el comportamiento y en las actitudes que un conglomerado social determinado toma ante una situación crítica que ponga en peligro su desarrollo. En este aspecto, considero oportuno detenernos, pues nos permite entrar a la parte no visible y más compleja de la problemática.

Efectos de la exclusión social y económica en la conducta

Plantear la problemática de la violencia en la sociedad dominicana sólo especificando los aspectos negativos y las aparentes razones que la motivan, estamos brindando una cuestionable labor a la nación. Es en ese sentido, que proponemos trabajar con profesionales de la conducta para detectar los efectos que produce en el interior del individuo vivir en un estado de marginalidad constante sin tener oportunidades de salir del mismo.

Tenemos que abocarnos a orientar a esa franja de dominicanos que en nuestros humildes barrios viven sin motivos a luchar por su país, por sus familias, y que manifiestan una “situación de conflicto” que rompe los esquemas sociales tradicionales que lo han caracterizado. Ofreciéndoles opciones que los hagan sentirse útiles, eso se puede lograr. Somos una nación de hombres y mujeres apegados al trabajo, que anhelan vivir con modestia y dignidad.

En los últimos veinticinco años, siento que en la República Dominicana existen dos países diferentes: Uno en el que el mundo globalizado, lejos de reducir sus desigualdades las aumenta dramáticamente. Y el otro, en el que, quizás la tercera parte del país, ha logrado ajustarse a los vientos de la globalización y por tanto ha mejorado considerablemente su estándar social, económico y político.

¿Como implementar programas de orientación hacia los sectores más vulnerables de la sociedad?

Nuestra nación posee instituciones religiosas, educativas y sociales con la experiencia y el prestigio que las circunstancias exigen en la actualidad. En ese sentido, estamos convencidos que la lucha contra la violencia y la inseguridad ciudadana es un trabajo que debe ser implementado en conjunto: sector gubernamental y sus respectivas instituciones, y la sociedad con sus respectivas instituciones, incluyendo, por supuesto, la más importante: la familia.

“Coeficiente de Gini Ratio”

Creo conveniente que las autoridades y los diferentes sectores que están jugando roles de gran importancia en la ejecución de políticas que tratan de reducir la violencia y la inseguridad ciudadana, deben recurrir a mecanismos que puedan establecer cual es la verdad en lo que tiene que ver con la igualdad o la desigualdad que existe en nuestra nación. En ese sentido y utilizando la medida denominada el “Coeficiente de Gini Ratio” – nombre dado en honor a su creador, el estadístico italiano Conrrado Gini- consideró oportuno que las autoridades gubernamentales busquen economistas competentes para determinar cuál es la situación real de la República Dominicana en lo que tiene que ver con la igualdad y la desigualdad.

Para la escala “Gini Ratio”, mientras más se acerca un país determinado a 1 mayor es la desigualdad social, económica y política; en cambio, mientras más se acerque a 0 mayor será su igualdad social, económica y política.

Una reiteración necesaria

De nuevo planteamos el concepto de que la Patria Amada está constituida por dos países: uno que camina con prosperidad, fruto de la eficiencia y de las reglas económicas que hay en nuestra sociedad, sin entender que muchas de las teorías económicas han sido eliminadas como consecuencia de los feroces vientos de la globalización, que hoy en día no son aceptadas en los países desarrollados de la manera como eran aceptadas hace un tiempo, y en el otro, cada día hay más personas que carecen de los elementos básicos para poder vivir con dignidad.

“Prospect Theory” Asimetría de la información

Tenemos que aceptar los planteamientos de Joseph Stiglitz – Premio Nóbel de Economía- en el cual establece que hay dos aspectos fundamentales que los auspiciadores de la globalización no terminan de entender, que son los siguientes: Primero, las teorías económicas no funcionan adecuadamente en una nación donde unos pocos tienen muchas informaciones y segundo que muchos saben muy poco. Lo que contribuye a que el conocimiento en la sociedad quede limitado a un reducido segmento, generando un efecto negativo, pues el conocimiento al alcance de una gran parte de la nación contribuye de manera sostenida al desarrollo y, por consiguiente, produce un efecto positivo en la lucha contra las desigualdades que generan la violencia y con ello la inseguridad del ciudadano.

Un momento de unir esfuerzos

Durante estos días que la sociedad dominicana ha vivido momentos críticos en lo que a la violencia e inseguridad ciudadana se refiere, nos hemos dedicado a buscar una respuesta que nos lleve a los orígenes del problema. Pero, una repuesta ajustada a las circunstancias, sin que intervenga el más mínimo elemento de parcialidad que impida llegar al comprometido punto crítico de la situación, entendiendo que todo ciudadano que se sienta comprometido con el bienestar y la tranquilidad del país debe contribuir a buscar soluciones adecuadas.

Como asume el sector blanco de exclusión social y económica de la sociedad esta situación

Considero justo decir que lo que hoy, un sector lo suficientemente representativo de la sociedad, vive en relación a la marginalidad social y económica es un proceso que viene germinando desde años, por lo menos desde hace dos décadas. La inexistencia de programas que tuviesen el firme objetivo de rescatarlo y darle la oportunidad de crecer, de hacer una vida apegada a los principios básicos de lo que se conoce como convivencia pacífica fue creando las condiciones para que al día de hoy nos encontremos con una parte importante de la nación en una situación a la que denomino “exiliados en su propia tierra”, y que busca, a como de lugar, salir de la misma.

Honremos la lucha democrática de nuestro pueblo

La historia dominicana está llena de episodios heroicos que por omisión no conocemos. Espero que alguien algún día de a conocer de modo objetivo a la sociedad y a las nuevas generaciones el acontecimiento que registra la historia dominicana como “el Banquete del Matún”, el cual creó parte de las condiciones para que los héroes y heroínas del año 1959 iniciaran la lucha armada en contra de Trujillo. Apeló al sentido democrático de todos los que de un modo u otro tenemos el deber de no permitir un retroceso de medio siglo, que vayamos al origen del problema, que tratemos de atacarlo, apoderando a nuestros ciudadanos, haciéndolos sentir importantes en la búsqueda de soluciones a males tan perjudiciales como el que tratamos.

Todos los que hemos tenido larga trayectoria pública en el mejoramiento de nuestra patria y la libertad, estamos obligados a hacer lo que Aristóteles llamó “Catarsis”. Los pueblos, las instituciones y las personas en épocas de dificultad estaban, en la antigüedad, compelidos a purgar las dudas y liberarse de los errores. El proceso de rehabilitación es lograr que un pueblo, una institución o una persona adquiera lo que Aristóteles era fundamental: “la reconciliación con su alma”.

El apoderamiento de la sociedad frente a la violencia Un proceso constructivo

Cuando a la luz de toda la problemática que nos plantea la violencia y la inseguridad ciudadana, nos preguntamos: ¿qué hacer? Debemos comprender que la receptora de todo lo bueno o lo malo que ocurra es la sociedad. Es en ella donde se originan y es ella la que juega un papel importante en la solución de los mismos. Si se toma conciencia, apoderándola para que ella con la orientación de las autoridades contribuya a la solución de problemáticas como las que vivimos en la actualidad.

Algunas interrogantes oportunas

¿Pueden las autoridades hacer frente a la violencia y a la inseguridad ciudadana sin vincular la sociedad? ¿Es posible enfrentar la violencia y todo el efecto colateral que produce con el uso exclusivo de los cuerpos del orden público y castrense del Estado?

La repuesta reflexiva y objetiva es no. No puede una sociedad con las complejidades que presenta la nuestra, ser receptora de medidas tomadas desde arriba hacia abajo sin mediar un proceso en el que todos como actores decisivos en las acciones a implementarse podamos participar y jugar el papel que nos toca.

Tenemos que abocarnos a una reformulación profunda de las normas que afectan a las clases más necesitadas, crear leyes que establezcan acciones que vayan a elevar su autoestima, como sería el caso de la titulación de sus propiedades para poder accesar al crédito, eliminar, además, los excesos burocráticos vigentes al respecto.

Estamos obligados a construir una sociedad conformada por hombres y mujeres conscientes, útiles, con deseo de ver a sus semejantes desarrollar sus vidas sin más preocupación que esforzarse cada día en ser mejores, porque como expresa Jean Jacques Rosseau en su Discurso sobre las Ciencias y Las Artes: “Grande y bello espectáculo es ver al hombre salir de alguna manera de la nada por sus propios recursos; con las luces de su razón disipar las tinieblas en las que la naturaleza le había envuelto; elevarse por encima de sí mismo; gracias a su espíritu lanzarse hacia las regiones celestes; tal como hace el sol, recorrer con pasos de gigante la vasta extensión del universo; y lo que es aún más grande y más difícil, concentrarse en sí mismo para estudiar al hombre y conocer su naturaleza, sus deberes y su razón de ser”.

Situaciones concretas para enfrentar la pobreza:

Reconceptualización de una estrategia habitacional urbana

La posesión de un techo propio representa el objetivo más anhelado de las clases más necesitada del país. En mi paso por la Secretaría de Estado de Finanzas, formamos una comisión encabezada por el Ing. José Antonio Rodríguez con el objetivo de estudiar el déficit habitacional en la República Dominicana. Esta comisión contrató al Dr. Pedro Lasa Ibarsabal, el cual preparó un informe que permitió la reconceptualización de una estrategia habitacional urbana. Para este informe, el marco de referencia utilizado fueron los datos obtenidos en el estudio del Fondo Nacional de la Vivienda Popular (FONDOVIP) del 2001, y arrojó los resultados siguientes:

a. En lo que tiene que ver con la demanda de vivienda, se estimó un déficit de 524,000 viviendas, una demanda de 50,000 viviendas, en el de 2001.

b. El 60% de esas viviendas (337,800) eran de familias con capacidad de endeudamiento, 232,000 eran viviendas con un precio de 16,000 dólares de la época, menor a 500,000 pesos de hoy, el 23% de ese 60% en vivienda entre 500,000 y un millón de pesos hoy y mayor a ese valor solamente el 4% de ese 60% (12,000 unidades).

De la demanda de viviendas determinadas en el referido informe, el sector privado atendió solo el 18%, correspondiendo las unidades levantadas a los valores de medio millón y un millón de pesos.

Se puede desarrollar un plan de vivienda que tenga como objetivo facilitar viviendas económicas a una parte importante de la sociedad que se han convertido en marginados. Necesitamos modificar el esquema establecido en lo que tiene que ver con los parámetros que permiten medir las condiciones crediticias de nuestras gentes más necesitadas, pues las exigencias crediticias se las han endurecido. Las referencias históricas de sus créditos presentan atrasos en pagos mensuales, concediéndoles una calificación baja y, por consiguiente, un obstáculo para acceder a bienes y servicios de primer orden que contribuyan a mejorar sus condiciones de vida.

¿Qué miembro de la clase media baja y baja no ha presentado en algún momento situaciones difíciles que le puedan afectar su historial de crédito?

El Estado debe promover cambios que permitan a las clases media baja y pobre accesar al crédito, contribuyendo así a mejorar las condiciones de vida de estos sectores, que es forma idónea de combatir las potencialidades de la violencia. Prahcalad dice “los pobres son víctimas de una cruel y enorme asimetría en información, decisión, acceso a recursos, dignidad y autoestima” lo que los convierte en potenciales agentes de la violencia. Para Gandhi “la pobreza es la peor forma de violencia”.

Para explicar porqué hay tantas diferencia, cientistas sociales de México han llegado a la creencia de que nuestras naciones latinoamericanas se caracterizan por la siguiente estrofa:

“mucho pueblo con pocas voces o varias voces son mucho pueblo”.

Uno llega a la conclusión de que en la mayor parte de los países latinoamericanos no importa como votan los pueblos, sino quienes cuentan los votos. ¡qué ironía!. Pienso en tantos hombres y mujeres que aunque necesariamente no coincidíamos en lo que a ideología se refiere, hay que reconocer su lucha sin cuartel por legarnos una sociedad realmente libre.

Honor a nuestros ilustres muertos

¡Ay de Pedro Jaime Tineo” que fuera luchador antitrujillista, guía de los “Panfleteros” de Santiago, y luz que iluminaba mi generación en el Colegio Ulises Francisco Espaillat. Pienso en Manolo, en las Hermanas Mirabal, y pienso en la cantidad de intelectuales del Cibao que tuvieron el valor de desafiar la dictadura en la ciudad de Santiago de los Caballeros al darle un homenaje a mi tío Federico C. Alvarez al no mencionar a Trujillo.

Solo ponemos candados cuando nos roban

Cuando una persona comete un delito penalizado en la sociedad, el único lugar que tenemos disponible para que pague por su delito o error es la cárcel: un lugar donde el individuo empezará como dice Wilfredo Mora a comprender la maldad del mundo y donde aprenderá en carne propia, que jamás volverá a ser el mismo. Nuestras cárceles les ofrecen al individuo solamente la imposibilidad de levantarse y volver a ser un hombre y una mujer nuevos.

Representantes de la Iglesia Católica han afirmado que en el país no hay establecimientos penitenciarios, sino calabozos no aptos para la vida humana, antros de perversión que corrompen en lugar de regenerar. Asimismo, tras calificar de terriblemente cruel y hasta criminal el sistema sanitario de las cárceles nacionales, el coordinador de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica, Fray Jiménez Richardson, sostiene que este sistema marcha como chivo sin ley.

A pesar de los esfuerzos que se hacen actualmente, todavía persisten muchos males, sobre todo en aquellos lugares en los cuales no se ha llevado como custodias a un personal capacitado para esos fines.

Las cárceles por dentro

Los prisioneros que se encuentran en las cárceles suman alrededor de 12,725, según el informe de la Dirección de Prisiones, hasta el mes de Marzo del presente año. De esto el 57% son preventivos. Los son por las deficiencias institucionales y la falta de autoridad que prevalece en la nación. Según los resultados de un seminario realizado en el país sobre presos preventivo, muchos dominicanos piensan que el “preso no es gente” por eso, a este tema la población, en sentido general, le ha dado tan poca importancia a este tema.

La sobrepoblación en las cárceles es uno de los tantos problemas, las cuales fueron construidas para menos reclusos y hoy todas están por encima de su capacidad. Como consecuencia de esta realidad, en el país han muerto cientos de presos en motines en los que usaron armas blancas y de fuero. Solo cuando ocurre un hecho de esta naturaleza es que pensamos en la rehabilitación de las cárceles cumpliendo una vez más el refrán: “solo ponemos candado en la puerta de la casa cuando nos roban”.   

Como ayudar a cambiar esta situación

La educación siempre deberá ser nuestro norte como nación, con ella lograremos salir de la pobreza económica y espiritual en que vive nuestra gente. La cárcel puede ser un buen espacio para reeducar a los individuos que delinquen para que se integren a la sociedad ofreciéndoles nuevas oportunidades, para que se encuentren consigo mismos y adopten las normas sociales que establece la sociedad.

Este proceso implica el reconocimiento de la culpa de parte de quién será rehabilitado y así se pueda reconocer el arrepentimiento e iniciar sinceramente, su proceso de reincersión de nuevo en la sociedad, sin resentimiento. San Pablo nos dice: “…donde abundó el pecado sobreabundó la gracia…” (Rom. 5,20). Es que las acciones salvadoras de Jesús siempre deben estar presentes, en todas las situaciones de nuestra vida.

Mujer, participación y violencia en la sociedad dominicana

A pesar de que cada día avanzamos en la integración de la mujer dominicana a los diferentes quehaceres de la vida nacional, su participación está permeada por una cultura patriarcal que la hace a ella misma responsable de las condiciones de desigualdad en las que vive. Las mujeres son el 52% del electorado, sin embargo, no están representadas en los más importantes mecanismos de decisión del país en la misma proporción.

La violencia contra la mujer ocupó el número uno (21.3%) del total de entre 11,279 denuncias que desde octubre 2005 hasta abril 2006 se recibieron en las 11 fiscalías barriales del Distrito Nacional. Estas fiscalías, creadas en el 2004, reciben 343 denuncias de violencias contra la mujer cada mes, es decir, 11 casos al día (Fuente: Semanario Clave Digital, año 1, No. 11.25 de Mayo 2006, Pag. 24-25, Rep. Dom.)

La mujeres de las ciudades son más proclives a ser agredidas (24.8%) si son comparadas con aquellas residentes en la zona rural (21.9%). Según las estadísticas, las agresiones vienen de la casa. Las causas están asociadas con un tipo de cultura patriarcal, abuso de poder derivado de lo económico y comportamiento aprendido en el seno familiar. (ENDESA 2002).

La participación de la mujer sigue siendo mayoritaria en espacio y mecanismo de participación social. En las organizaciones de la sociedad civil 37% son mujeres y en partidos políticos, el 16% (DEMOS 2004).

En la UASD, de 158,537 alumnos a nivel nacional 104,020 (66%) son mujeres y 54,514 (34%), hombres. (Estadística OPLAU-UASD, 2006).

Nuestras mujeres deben jugar el papel que la sociedad le tiene reservado, son la reserva que garantiza el porvenir de la nación. Eso podemos observarlo cada día. Sus luchas constantes en el hogar, en el ejercicio de sus funciones desde las más humildes hasta las más altas posiciones en la sociedad. La Reina Elizabeth I en un momento trascendental durante su gobierno en Inglaterra (año 1558 cuando se enfrentó y venció a la armada de España) pronunció una frase que la podemos considerar como legado al momento de resaltar las cualidades de la mujer:

“Tengo el cuerpo débil de mujer pero tengo el corazón de un rey”

Mitos y estereotipos de la violencia

La fuerza que tienen las ideas en la conciencia de las personas llega a tal nivel que muchas victimas de violencia la ven como algo natural, innato al ser humano. Esta se da en todos los estratos sociales. Es una conducta aprendida a partir de modelos familiares y sociales que la ven moco un recurso válido para resolver conflictos. En el caso de las mujeres de escasos recursos económicos son más visibles los casos de violencia debido a que estas buscan ayudas en entidades públicas y son las que figuran en las estadísticas. Ellas tienen menos problemas para hablar de su situación, a la que muchas veces consideran normal.

Las mujeres con mayores recursos buscan apoyo en el ámbito privado. Cuanto mayor es el nivel socioeconómico de la victima mayores son sus dificultades para develar el problema. Sin embargo, se debe apuntar que la falta de recursos es un factor de riesgo ya que implica un mayor aislamiento social.

Cuando la violencia en una familia ha sido el modelo de resolución de conflictos interpersonales y ha ejercido el efecto de normalización de la violencia. La recurrencia a tales conductas percibidas a lo largo de la vida, la ha convertido en algo corriente, a tal punto que muchas victimas no son conscientes del maltrato que sufren y muchos agresores no comprenden el daño que ocasionan.

Peligro aumento de la conducta agresiva

La atención a una persona agresiva es fundamental para romper el ciclo de violencia y evitar su reincidencia, debido a que si bien él se puede separar de la persona a quien agrede, esta conducta la va a reproducir con otra persona. Esto significa que el proceso de rehabilitación debe comprender tanto a agresores como a victimas. La persona que ha experimentado un evento de violencia intrafamiliar, sufre un estado emocional de crisis, el cual debe ser tratado y atendido por especialistas.

Cualquiera de nosotros puede estar ejerciendo violencia inconscientemente. La mejor forma de saber si estamos siendo agresores de alguien es utilizando nuestra capacidad de empatía y nuestra humildad para ponernos en el lugar de la otra persona y/o familiares que nos rodean y analizar nuestra conducta frente a ellos.

Familia y sociedad

La familia dominicana no está desempeñando su papel como grupo social primario o encargado de inculcar en los niños hábitos, sentimientos, valores y conductas. Ya no somos capaces de desarrollar afectos que permitan valorar el socorro mutuo y la ayuda al prójimo.

La desunión de la familia dominicana no permite asegurarle a los hijos, como integrantes de la misma, la estabilidad emocional, social y económica para que puedan los hijos a la vez dar en el futuro amor, cariño y protección. Es allí donde debemos transmitir los valores culturales a las nuevas generaciones y empecemos a preparar a nuestros hijos para la vida adulta para que se integren a la sociedad y aprendan a dialogar, escuchar, conocer y desarrollar los derechos y deberes como personas humanas.

Algunos segmentos de la televisión y políticas culturales

Cuando hablamos de políticas culturales, lo hacemos en aspectos relacionados con las tradiciones culturales: música, museos, artes, educación, etc.. Sin embargo, por omisión excluimos a los medios de comunicación. Algunos de éstos han dejado una laguna muy profunda en el terreno educativo del país que cada día genera un costo espiritual y, por otra parte, han provocado una enorme contradicción entre lo que se dice en la escuela, en la familia y lo que se destruye cognitiva y afectivamente a través de ellos.

En nuestro país, estamos expuestos a una especie de violencia por omisión: a través de la televisión. La difusión de su enorme gama de programas agresivos ha contribuido a crear un clima favorable para la expansión de la violencia al interior de nuestra sociedad. Ahora nos preguntamos: ¿Cuántas escenas violentas se están recibiendo en nuestros hogares dominicanos?, ¿Qué efectos están causando estas escenas sobre nuestra gente?, ¿Hasta dónde los índices de violencia urbana que vivimos en nuestros días han sido aprendidos por exposición en la televisión?

La televisión nos produce otro tipo de agresión que ha sido la espiritual, porque impone sobre la conciencia de nuestros jóvenes otro proyecto cultural distinto al que demanda nuestra población.

Medios de comunicación y familia

En nuestro país, que posee una extensión territorial pequeña existen más de 200 medios de comunicación, escritos, radiales y televisados. Esto nos dice que la cantidad de información buena o mala a la que estamos expuestos es bastante grande. ¿Cuántos padres y madres dominicanos tienen control del tipo de programas que ven sus hijos? Estos medios han pasado a jugar un rol preponderante en el proceso de socialización de nuestra gente por encima del papel que debe jugar la familia. En la actualidad, en muchos casos, son ellos quienes le hablan a nuestros hijos sexualidad, drogas y otros temas de interés general para la familia.

Hasta donde los procesos de modernización que se viven en el país están siendo aprovechados de manera productiva por nuestros jóvenes. El acceso a mucha información por diversos medios no garantiza necesariamente un proceso de apoderamiento racional.

Los medios de comunicación en nuestro país ocupan un papel central en el desarrollo de las mentalidades y sensibilidades; y en el desarrollo del país. La televisión se ha convertido en el sistema nervioso fundamental del avance o retroceso de nuestra cotidiana cultura nacional.

Cuando nos referimos a los medios de comunicación y su uso irracional de contenidos, lo hacemos con el firme propósito de llamar la atención, pues son a sus receptores a los que hemos denominado la materia prima fundamental del desarrollo de nuestra nación. No podemos, bajo ninguna circunstancia ante la confusión de la libertad y el libertinaje, que una parte de los medios de comunicación pervierta la PATRIA AMADA.

La Violencia:

Preámbulo de choques inevitables entre los dominicanos y nacionales haitianos

Mi paso por dos organismos importantes del país: la Secretaría de Estado de Agricultura del año 1966 al 1970 y El Consejo de Azúcar (CEA) del año 1970 al 1975-a mi salida la producción de azúcar era 50% más que a mi entrada, y nunca cogí dinero prestado- permiten que pueda recomendar (en la actualidad preparo un trabajo a fondo sobre el tema) la necesidad de que miremos hacia nuestros campos e incentivemos a nuestros hombres y mujeres a trabarlos con la pasión que en ese entonces existió.

Ha transcurrido el tiempo y nuestras zonas rurales han quedado despobladas, sus habitantes nativos han emigrado ocupando su lugar los nacionales haitianos. En mi pueblo natal de Mao he podido palpar como el número de nacionales haitianos es superior al de dominicanos en poblados rurales determinados. En lo que tiene que ver con el tema haitiano debo expresar que no es un asunto de color pues, tres de mis más queridos líderes son negros: Nelson Mandela, Martin Luther King y José Francisco Peña Gómez. Es que Nuestro país no puede resistir el peso que representa la migración masiva de haitianos.

Esta problemática debemos enfrentarla juntos, entender que no es cierto que los haitianos hacen la labor que el dominicano no hace; es que con responsabilidad debemos decir que el salario que se le ofrece a nuestros ciudadanos es ínfimo en relación con el que realmente debe recibir. Tomemos esta problemática como parte importante de los retos que le plantea la violencia al país, pues ella en esencia contribuye en la generación de violencia e inseguridad que vivimos hoy en los campos de nuestra nación.

Estoy convencido de las potencialidades que poseemos como nación. Es el momento donde todos, autoridades, dirigentes empresariales, sociales, políticos, y ciudadanos independientes. Debemos unir esfuerzos para poder sobreponernos a las adversidades del exterior que puedan o no llegar.

Dominicanos: el ejemplo más adecuado para expresar las posibilidades que presentamos como nación nos la resume la acción que tomó ese icono de la libertad, Nelson Mandela cuando al salir de una cárcel en durante 27 años, decidió que Sudáfrica era superior a cualquier reyerta personal por grande que fuera. Planteó un gobierno de unidad nacional con los blancos racistas de esa nación que lo encarcelaron y eso ocurrió, evitándole a Sudáfrica una guerra civil.

En su toma de posesión el 10 de mayo 1994, como presidente electo de ese país, pronunció uno de los discursos más cortos y más bello de la humanidad:

“Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos.

Nuestro temor más profundo es que tenemos poder más allá de toda medida.

Es nuestra luz, o nuestras tinieblas, lo que nos atemoriza.

Nos preguntamos, ¿quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso y fabuloso?.

En realidad, ¿quién eres para no serlo?

Sois los niños de Dios.

Si actuáis de forma pequeña de nada le sirven al mundo.

No es un acto iluminado encogerse para que las otras personas a vuestro alrededor no se sientan inseguras.

Hemos nacido para manifestar la gloria de Dios que se halla en nosotros.

No en algunos de nosotros; está en todos.

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