Pocos partidos emergentes conocen su peso específico

Pocos partidos emergentes conocen su peso específico

Hace tiempo se habla del papel que juegan los partidos minoritarios o emergentes en su rol de aliados de los grandes partidos en los procesos electorales. Se ha llegado incluso a establecer como axioma que quienes logran mayor cantidad de aliados tienen mejores oportunidades de ganar; sin embargo, aunque en algunos casos se pudiera considerar como cierto, vale la pena profundizar un tanto más en dicho tema para obtener conclusiones más concretas.

Digo esto partiendo del hecho de que, muchas de las fuerzas minoritarias nunca se han medido electoralmente. O sea, que no han participado en procesos con candidaturas ni boletas propias, sino apoyando a otros partidos o candidatos, lo que hace difícil, para no decir imposible, determinar su aceptación como opción política.

Muy pocos han participado solos. La mayoría de ellos, luego de su fundación, han participado en alianzas con una u otra organización mayoritaria, o se han abstenido.

En tal virtud, desconociendo su peso específico real, se hace bastante difícil poder determinar su impacto en las alianzas. Y es lógico que resulte así, puesto que nadie puede establecer si un partido que participó aliado a un candidato mayoritario y obtuvo determinados votos, los hubiese logrado participando solo. Sobre todo conociendo el fenómeno de la polarización. En tal caso, solo se podría partir de las mediciones que establecen las encuestas.

Muchos se preguntan: ¿Por qué entonces existen tantas agrupaciones y partidos, si al final concurrirán aliados a los de mayores posibilidades, y porqué los partidos y candidatos mayoritarios los procuran incesantemente? Entre las respuestas que podrían darse, hay una que tiene bastante peso, y se basa en el hecho de que, en la medida que aumenta el clientelismo y se crean cercos alrededor de los candidatos, mucha gente con deseos de participar o de conseguir algo, pero que no logran penetrar a ellos directamente, se valen de los partidos aliados, a fin de que les garanticen sus aspiraciones, cargos, negocios, etc.

Los partidos mayoritarios y los propios candidatos, conscientes de esa situación propician las alianzas, porque de alguna forma diversifican las acciones, crean más expectativas, estimulan la percepción de poderío, aumentan las esperanzas, reparten más el pastel.

Pero además de eso, muchas personas descontentas o desilusionadas encuentran en esos partidos pequeños vías para desahogar sus inconformidades. Si no desean votar por el partido del candidato, encuentran alternativas para votar por uno de sus aliados.

Eso lo saben los partidos grandes y sus candidatos, pero también los dirigentes emergentes.

Y aunque unos y otros sepan que en realidad si van solos, electoralmente pudieran no representar muchos votos, están conscientes de que constituyen vías de captación de inconformidades, esperanzas, y casillas con la cara del candidato.

Como dijo alguien: Con los partidos pequeños sucede como algunos creyentes, que aún sabiendo que hay un solo Dios que salva y perdona, hacen peticiones y promesas a los santos para que intercedan por ellos. Es una lástima que no decidan conocer sus potencialidades.

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