A estas alturas son un poco mas numerosos los convencidos de que la primera visita sorpresa del presidente Danilo Medina, de la que salió la célebre foto del mandatario brincando un charquito en mangas de camisa y zapatos de vestir, fue también su primer acto reeleccionista. Entonces, y todavía ahora, esa apreciación parece excesiva, pues cuesta trabajo creer, entonces y ahora, que el guión de la reelección comenzó a escribirse tan temprano y con tanto cálculo y premeditación. Y como se trata del mismo escenario, los mismos actores y el mismo público, siempre existe la posibilidad de que vuelvan a utilizarlo, con los correspondientes ajustes y “actualizaciones”, claro está, pues todo salió tan bien, como atestiguan las votaciones históricas alcanzadas tanto por el PLD como por su candidato presidencial, que la tentación es casi irresistible. De eso tenemos que estar conscientes si queremos dar una lectura correcta a las acciones del Gobierno, y sobre todo del reelecto presidente Danilo Medina, aunque de vez en cuando, producto de la desconfianza que necesariamente inspira quien ya faltó una vez a su palabra, incurramos en algún “exceso interpretativo”. Víctima, probablemente, de ese justificado recelo, un amigo periodista se atrevió a decir que la visita del mandatario, en su calidad de providencial salvador, a La Vega, donde el día anterior un incendio destruyó el mercado, es una señal inequívoca de que la reelección sigue presente en el subconsciente del presidente Medina, quien ya tiene “su” Congreso, el que con tanta vehemencia reclamó durante la campaña electoral, para los fines que considere de lugar. ¿Una nueva modificación de la Constitución figura entre esos fines? Sean usted y el tiempo, querido lector, el jurado, pero no olvide que quien puede lo mucho puede también lo poco, ni que en esta oportunidad sus diligentes cortesanos no tendrían ni siquiera que salir a comprar legisladores.