Poderes y diversidad

Poderes y diversidad

Las pasadas elecciones congresuales y municipales  arrojarán el preocupante efecto de anular prácticamente el saludable contrapeso que debe existir entre los poderes, con el Partido de la Liberación Dominicana en el  predominio de  funciones ejecutivas y legislativas y un posible  monopolio  al decidir sobre la composición del Consejo Nacional de la Magistratura, la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Electoral.  El país ha de quedar expuesto a que, por falta de comedimiento, el oficialismo  haga uso de su ventaja numérica para aplicar un unilateralismo que excluya las ideas y posiciones de   importantes sectores en cruciales ejercicios de Estado.

El riesgo de que se cumpla un apabullante desequilibrio   podría ser mayor si los gobernados, y de manera fundamental el más representativo partido de oposición que es el Partido Revolucionario Dominicano, se debilita en el corto plazo por el zarandeo de sus propias contradicciones. Los antecedentes de esa organización, y algunos ruidos  del presente, indican   la posibilidad  de que así ocurra. Los dirigentes de    tendencias en el PRD, que por sus fueros regresan, deberían  reflexionar sobre lo que más convendría al país y a ellos mismos. Esta sociedad, que aspira a  ser bien dirigida,  les recuerda que el éxito de la democracia no depende sólo  de quienes gobiernan sino también de quienes saben oponerse con sólidos  liderazgos.  

La tapadera de un hoyo voraz

De una forma u otra, los déficits del negocio eléctrico, con sus inconvenientes de generación costosa y deficiente y el consumo gratuito o fraudulento a que se aplica una buena parte de los usuarios,  siempre pasan a ser cubiertos por la ciudadanía toda, sea porque  el Gobierno  se endeude para subsidiar, sea que en el acto  distraiga recursos de los contribuyentes para lograr que el sistema funcione y sobreviva.

Lo que la gente evade pagar por facturación, y que se agrava con pérdidas técnicas, luego sale de sus propias  costillas  vía fiscal. La nueva fórmula para pagar los platos rotos consistiría (se anunció) en “especializar” ingresos  que al Estado generará  en impuestos  la venta   que de sus estaciones  en el país  hará la compañía Shell y de lo que originará la participación   accionaria de Venezuela en Refidomsa. Fondos que deberían usarse para urgencias sociales  seguirán sirviendo para precarias salidas  de emergencia que posponen las verdaderas soluciones.  

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