Poderosa bofetada moral

Poderosa bofetada moral

En los primeros años de la década del sesenta, un amigo estudiante de Medicina de  familia humilde, piel oscura, aficionado a la literatura, hizo un buen levante amoroso.

Se trató de una joven condiscípula, de padre adinerado, que conquistó por la destreza de su discurso, debida en parte a su incipiente cultura.

Pero un día el progenitor de la damita los sorprendió caminando por una calle de la zona colonial estrechamente abrazados.

Frenando su lujoso automóvil, el ricachón, de piel blanca como la de su heredera, salió y se acercó a ellos.

La muchacha presentó al acompañante como su novio, y se marchó luego en el vehículo con su padre. Al día siguiente informó a su pareja sentimental que el padre consideraba que ella merecía un hombre con otras características, especialmente en el aspecto racial.

Las semanas siguientes estuvieron llenas de  relatos de la amada sobre los regaños que le prodigaba su padre sobre la carencia de aspiraciones que mostró en la elección de novio.

Una tarde dominical, mientras escuchaba música en el tocadiscos familiar, el hasta entonces afortunado galán recibió una llamada telefónica de la burguesita participándole que había decidido poner fin al idilio.

Poco después supo que sostenía un romance con un joven de apellido sonoro, epidermis láctea, y padres millonarios. La muchacha se casó con el nuevo novio, pero el matrimonio duró poco tiempo, porque el tipo mostró una auténtica vocación pugilística, que culminó con una trompada que despojó a su esposa de un par de incisivos de las encías superiores.

Mi amigo se ha destacado como profesional de la Medicina, mientras su ex no concluyó los estudios,en parte por su accidentada vida matrimonial. El racista papá cambió su opinión acerca de mi amigo, y cuando coincidían en algún lugar se extendía en elogios a este sobre sus logros.

En una de esas ocasiones, su interlocutor no estaba de buen humor, y soltó la frase que venía gestando.

-Deje esa coba insincera, ya que no he olvidado cómo se opuso a mi romance con su hija.

El regañado se irguió antes de replicar.

-Tengo cincuenta veces más dinero que tú, y soy muy blanco, lo que es una ventaja sobre tu mulataje en este país. Si no te necesito para nada, ¿No has pensado que lo que calificas de coba es quizás una forma digna de reconocer que me equivoqué contigo?

Todavía hoy mi pana considera que ese ha sido el mayor nocaut moral que ha sufrido.

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