La lucha de la industria del acero de AL y RD no debe desmayar, pero hay que hacerlo bajo el entendido de que es difícil alcanzar el éxito por las complejidades de la economía china
En un valladar difícil de saltar ha devenido la lucha que mantienen República Dominicana y los demás países de América Latina contra lo que se ha definido como una competencia desleal que hace la industria del acero de China, país que hace años no era un gran exportador y que luego de declarar la industria de interés estratégico y canalizar hacia ella grandes inversiones, ha alcanzado una sobrecapacidad instalada que le ha llevado a inundar los mercados.
Hace dos décadas en los mercados latinoamericanos la presencia del acero chino era flamélica, pero China estableció como estrategia desarrollar esa industria, y el resultado ha sido que en las últimas dos décadas escaló su participación en el mercado mundial del acero a 54 por ciento, mientras que la participación de América Latina y el Caribe en el mercado mundial ha venido bajando sistemáticamente hasta caer en 2023 a su punto más bajo, de 3,1 por ciento, menos de la mitad que a comienzos de siglo.
Entre 2000 y 2023 China aumentó su producción de acero en casi un 700%, convirtiendo a su industria en un monstruo que fabrica más acero que las industrias de todos los demás países juntos.
Ese empuje ha llegado a provocar cierre de empresas en América Latina, suspensión de operaciones y caída en la producción de varias industrias en América Latina, y la industria del acero de la República Dominicana no ha escapado al embate.
Como resultado, la República Dominicana impuso un arancel de 15% antidumping a las importaciones de acero “provenientes” de Costa Rica, en el entendido de que ese país estaba siendo partícipe de dumping, práctica comercial que consiste en vender un producto por debajo de su precio normal, o incluso por debajo de su coste de producción, con el fin inmediato de ir eliminando las empresas competidoras y dominar finalmente el mercado.
La reacción de Costa Rica fue la de impugnar ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) esa medida y solicitó consultas bilaterales en julio de 2021 para abordar sus reclamaciones, que al no resolverse entre los dos países motivaron que la parte costarricense llevara la disputa ante la OMC.
Luego, en julio de 2023, un panel del órgano de solución de diferencias de la OMC determinó que la República Dominicana actuó de manera compatible con las normativas internacionales al iniciar una investigación de dumping contra el acero “procedente” de Costa Rica.
Entre las medidas que se han planteado en América Latina para enfrentar fuerza arrolladora de China en la industria del acero, están inspección efectiva para evitar contrabando y evasión de cuotas antidumping; exigir a las importaciones los mismos requerimientos que a la industria nacional en materia de normas de calidad, aplicar oportuna y eficientemente todos los instrumentos previstos por la OMC, ejercer la diplomacia comercial para exigir que China y sus empresas del Estado actúen en condiciones de mercado y, algo que ¨parece inviable, que la OMC excluya a China, por no ser economía de mercado.
La lucha de la industria del acero de AL y RD no debe desmayar, pero hay que hacerlo bajo el entendido de que es difícil alcanzar el éxito porque en el caso de China hay una fina línea que dificulta ver de qué lado está el mercado y de cuál otro está el Estado, además de que en los precios chinos hay que determinar qué es determinado por la competencia desleal y qué por las ventajas competitivas que le da la condición de producir grandes volúmenes, con la economía de escala que esto genera.
Y no pensar en que en la primera puja fuimos derribados, sino en cómo levantarnos.