Muchas veces se hacen reformas y modificaciones, o se introducen cláusulas especiales tratando de darle solución a problemas circunstanciales. Como se dice comúnmente, para salir del paso en un momento determinado. Pero sin necesariamente proyectar las posibles consecuencias futuras.

Por ejemplo: hace ya varios años, producto de una situación particular post electoral, se hicieron modificaciones constitucionales que introdujeron la figura de la doble vuelta, siempre que en la primera no se obtenga la mitad más uno. Que como todos recuerdan, solo ha habido que utilizar ese recurso constitucional una sola vez, en 1996.

En otras modificaciones al sistema electoral, se entendió prudente evitar los arrastres y se decidió separar las elecciones presidenciales de las municipales y congresuales, y se introdujo lo que se denominó: elecciones de medio término. O sea, en dos años. Luego se entendió conveniente volver a juntarlas. Y más tarde se decidió volver nuevamente a la separación electoral, con tres meses de distancia.

Tal vez algunos de los “facultos” que viven inventando leyes y reformas no se han llegado a percatar de que en el 2020 podríamos vernos metidos en un terreno difícil y lluvioso por demás. Ya que podría presentarse la situación de: elecciones municipales y congresuales en febrero del 2020; elecciones presidenciales en mayo del 2020; y la posibilidad de otras elecciones presidenciales en junio del mismo año 2020. Eso sería, como decía el entrañable y buen amigo Francis Santana, “fiesta hasta que amanezca”.

Pero como tenemos pendientes las leyes de Partidos y Electoral, que probablemente impliquen modificación constitucional, lo más prudente sería aprovechar la oportunidad para juntar de nuevo las elecciones municipales, congresuales y presidenciales del 2020. Que se hagan concomitantes. Porque de mantener separadas esas dos elecciones con tres meses de distancia con la posibilidad de una segunda vuelta en un mes posterior, podría ser una aberración.

Porque aunque pienso que la mayoría le huye como el diablo a la cruz a la posibilidad de tener que recurrir a una segunda vuelta para definir la Presidencia y Vicepresidencia de la República, lo cierto es que está consignado en la Constitución. Es por eso que hago la presente advertencia de la posibilidad de 3 elecciones en 4 meses.

He planteado reiteradamente que bien podría estudiarse un método en el que las elecciones congresuales y municipales se realicen por región o por provincia. De forma escalonada.Desligado del proceso electoral presidencialista. Sin necesidad de involucrar al país entero. Sería un verdadero proceso de afianzamiento democrático sin arrastre.

Y una vez unificadas las elecciones del 2020, la Junta y los partidos tendrían tiempo para programar el escalonamiento. Los munícipes o habitantesde las provincias tendrían mejor oportunidad de escoger sus representantes sin la presión que generan los procesos nacionales.

Lógicamente, para muchos, 3 elecciones en 4 mesesrepresentan zafras. Períodos de abundancia, protagonismo, picoteos y boroneo. Movimiento de recursos de todos los colores y fuentes. Sectores con poder y populares. Demasiados beneficiarios, pero aún así, solo pensar en la posibilidad de tres elecciones en cuatro meses,podría constituirse en una pesadilla