CIUDAD DE MÉXICO. Fue una boda preciosa, oficiada por un arzobispo, con trajes de diseño, decoración palaciega y una gran recepción en un centro de convenciones. Pero para el presidente electo de México, defensor de la austeridad, fue posiblemente la última imagen que querría que uno de sus asesores más próximos proyectase al mundo, y eso provocó un rápido aluvión de críticas.
Los recién casados, César Yáñez y Dulce Silva, acabaron en la portada de la revista de sociedad Hola!, como el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO, que asistió al enlace y parecía estar fuera de lugar y quizás incómodo.
Y con razón: López Obrador prescribió una política de «austeridad republicana» para el gobierno una vez asuma el 1 de diciembre como antídoto a décadas de corrupción y políticos con un alto nivel de vida que han disgustado al mexicano medio, una promesa que le ayudó a lograr una aplastante victoria en las elecciones del 1 de julio. «No puede haber un gobierno rico en un país pobre», se enorgullece en decir AMLO.
El matrimonio, celebrado a finales de septiembre, ocupó 19 páginas en la revista esta semana y recibió críticas generalizadas por parte de quienes decían que tenía poco que ver con la imagen de un hombre que se comprometió a rebajar a la mitad su salario presidencial, que vuela en clase turista, se niega a tener escolta del servicio secreto y prefiere juntarse con agricultores de pequeñas ciudades y comer en baratos restaurantes locales.
López Obrador ha adoptado recientemente la palabra «fifí» para describir cosas opulentas, frívolas o fuera de contacto con la gente. Pero en las redes sociales, muchos opinaron que nada se ajusta mejor a esa definición que una fiesta llena de esmoquin.
«Queda anulado para siempre y durante los próximos sexenios el adjetivo fifí para descalificar críticas de aliados y de opositores», manifestó el columnista Genaro Lozano en tuit sobre la portada de la revista. La boda de Yáñez, una sombra omnipresente junto a AMLO desde hace más de dos décadas, y Silva, quien nació en el seno de una adinerada familia de negocios, ilustra la dificultad de alejar a la clase política mexicana de su longevo gusto por el lujo.
Esta es una historia de amor que se remonta a los días posteriores a la Revolución (1910-1917), cuando los ricos fueron vilipendiados y los funcionarios reprimieron a la Iglesia mientras, en secreto, enviaban a sus hijos a escuelas católicas, entraban en familias de clase alta por medio de matrimonios y se construían mansiones neobarrocas en vecindarios elegantes.
En los últimos años, las viviendas de lujo y los brillantes relojes de pulsera han sido las tarjetas de presentación favoritas de la élite política. Irónicamente, fue Hola! quien destapó de forma inadvertida el mayor escándalo de corrupción de los últimos tiempos.