Policías y ex militares en actos
de violencia preocupan a la Iglesia

<p>Policías y ex militares en actos<br/>de violencia preocupan a la Iglesia</p>

POR FIOR GIL
La Conferencia del Episcopado Dominicano manifestó ayer su preocupación por el alto número de policías, ex policías, militares, ex militares, oficiales, superiores, subalternos y clases involucrados en actos delictivos de drogas, asaltos y crímenes.

Los obispos de las 19 diócesis del país consideran que el hecho de que en la ola de violencia que afecta al país se involucren miembros activos de la Policía o de las Fuerzas Armadas debe preocupar al gobierno y a la dirección de la Policía Nacional. “Esto cuestiona los sistemas de selección, su seria formación y su control”, agregan.

En un mensaje con motivo de la celebración del 163 aniversario de la Independencia Nacional, dado a conocer por el presidente de la Conferencia del Episcopado, monseñor Ramón Benito de la Rosa Carpio, los obispos dijeron que “todos los días, al abrir los diarios, seguimos encontrándonos, con varios casos de violencia y de delincuencia” los cuales atribuyen a la droga y su tráfico como las principales causas.

Consideraron asimismo que a la hora de combatirlas, lo importante es detectar las causas que las producen. “Algo que todos debemos tener muy claro la droga y su tráfico es una de esas causas. Lo deprimente es hasta qué punto ese sórdido y nefasto mundo nos ha invadido ya en este momento y que nuestro suelo se haya convertido también en lugar de ajustes de cuentas en estos bajos fondos”.

Opinan los prelados que la situación obliga a una eficaz y tenaz vigilancia y a una persecución de esta lacra sin temor ni condescendencias.

Dijeron que ha crecido el número de crímenes de género, de violencia contra la mujer llegando hasta el asesinato, al tiempo que resaltan que siempre hubo crímenes pasionales, pero que llama la atención el aumento. “Evidentemente que estos crímenes son difíciles de atajar. En general, sí, se puede decir que a menor cultura, mayor será la posibilidad de que se den estos casos.

“Hay algo peculiar en nuestra violencia que inquieta y debe preocupar al gobierno y a la dirección de la Policía. Ese algo es el alto número de policías y ex policías de militares y ex militares -oficiales superiores, subalternos y clases- involucrados una y otra vez en actos delictivos: droga, asaltos y crímenes. Esto cuestiona los sistemas de selección, su seria formación y su control”, expresan los  obispos en su mensaje.

Reiteraron que el ser humano es el principal agente de la paz y del progreso de los pueblos. Y la peor pobreza del ser humano es la de su ignorancia insalvable. “Nos atemoriza e irrita la delincuencia y violencia vigente entre nosotros. Pensemos que una de las raíces de tan lamentable e indigno fenómeno está aquí”.

Al mismo tiempo resaltan los casos de venganzas personales y, por desconfianza de la Justicia y de aquellos casos en que se busca tomar la justicia por cuenta propia. “Lo triste y grave de los segundos es la desconfianza de la Justicia Oficial. Todo lo que hagamos por recuperar la confianza total de nuestro sistema judicial y de nuestros jueces será siempre poco. Hubo un tiempo que el buen gobernar consistía eminentemente en impartir justicia”, sostienen.

Dijeron que sin justicia oficial, honesta e imparcial, dada la capacidad delictiva de los seres humanos, la sociedad corre el peligro de regirse por la ley de la selva o de convertirse en imperio impune del más poderoso.

Citan, además, como causas de la criminalidad y la violencia traducida en el atraco y robo a mano armada, la incapacidad mental, profesional o técnica, de muchos de estos individuos que participan en esos hechos, para integrarse a la sociedad productiva, al mundo económico; debido a que sus antecedentes delictivos les impiden acceder al mundo del trabajo serio y honesto.

Además de la frustración personal que produce la desigualdad abismal, hiriente y provocativa, en nuestra sociedad. “Los sin nada, marginados y excluidos por ello, al contemplar la opulencia de los que todo lo tienen, se rebelan hoy y se lanzan a participar del banquete de la riqueza por las buenas o a las malas”.

Señalan que ese es el fenómeno que comienza a contemplar hoy la humanidad en todas las partes: la irrupción del tercer mundo sobre el primer mundo y el asalto de los desposeídos sobre los que tienen algo o casi todo.

RECAPACITAR
“Esto nos debe hacer recapacitar a todos sobre la obligación de tomar todas las medidas necesarias para que la igualdad sobre la tierra sea cada día mayor, sobre la base incuestionable que toda apropiación de bienes lleva consigo, una ineludible hipoteca social que los gobernantes deben recordar, reclamar y cobrar poniéndola después a beneficio de los pobres y excluidos”.

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