El estado de Nueva York despachó el martes a las policías militar y estatal para mantener a la población alejada de las calles tapadas por la nieve en Buffalo, mientras las autoridades seguían contando las víctimas de la peor tormenta en azotar la región en por lo menos dos generaciones.
En medio de algunos indicios de progreso —se reabrieron las vías suburbanas y fue restaurado el servicio de emergencias— el administrador del condado Erie, Mark Poloncarz, advirtió que la policía estará en los puntos de entrada a Buffalo y en las principales intersecciones a fin de velar por la prohibición sobre manejar en la segunda ciudad más grande del estado de Nueva York.
“Hay demasiada gente que está ignorando la prohibición”, declaró Poloncarz en conferencia de prensa.
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Las autoridades dijeron que más de 30 personas han muerto en la región. El número de víctimas supera el de la histórica ventisca de 1977, donde huno al menos 29 muertos en una región conocida por el duro clima invernal.
El Servicio Meteorológico Nacional pronosticó que caerán hasta 5 centímetros (2 pulgadas) de nieve el martes en el condado Erie, que incluye a Buffalo y sus 275.000 habitantes.
El comisionado de servicios de emergencia del condado, Dan Neaverth Jr., dijo que las autoridades están preocupadas por la posibilidad de inundaciones a fines de semana, cuando se vaticina un aumento de las temperaturas y la nieve empezará a derretirse.
El resto de Estados Unidos seguía estremecido por la tormenta y se reportó de al menos otras 24 muertes en otras partes del país. Varias comunidades, desde Maine hasta el estado de Washington, seguían sin electricidad.
En la reserva de la tribu Rosebud Sioux en Dakota del Sur, las autoridades anunciaron planes de usar tractores de nieve para llegar a los residentes, luego de haberles arrojado cajas de comida desde helicópteros y con camiones durante el fin semana.
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En Buffalo, los muertos fueron hallados en sus autos, viviendas o bancos de nieve. Algunos murieron cuando despejaban nieve, otros debido a que los cuerpos de rescate no pudieron llegar a tiempo para atender crisis médicas.
Poloncarz catalogó la tormenta como “probablemente la peor en nuestras vidas”, incluso para una región donde las fuertes nevadas son comunes.
La tormenta dejó a gente varada en sus autos durante días, obligó a cerrar el aeropuerto de Buffalo y dejó a miles de personas sin calefacción. Más de 4.000 viviendas y negocios seguían sin electricidad el martes en la mañana.
El presidente Joe Biden ofreció el lunes asistencia federal al estado de Nueva York, mientras la gobernadora Kathy Hochul inspeccionó las zonas afectadas en Buffalo —su ciudad de origen— y calificó la tormenta de “una para la historia”. Casi todos los camiones de bomberos de la ciudad se vieron varados el sábado, indicó.
Hochul destacó que la tormenta ocurrió poco más de un mes después de que la región se vio afectada por otra nevada “histórica”. Entre esas dos tormentas, el nivel de nieve no fue muy distinto a los 242 centímetros (95,4 pulgadas) que en promedio, cae en la zona cada invierno.
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El servicio meteorológico indicó que el nivel de nieve en el Aeropuerto Internacional Buffalo-Niagara fue de 1,25 metros (49,2 pulgadas) a las 10 a.m. del lunes. El aeropuerto estará cerrado por lo menos hasta el miércoles en la mañana, dijeron autoridades.