Hoy 
POR DIEGO PESQUEIRA
Fue un policía quien el domingo último entró un arma en la cárcel de Higüey y la entregó al reo Jesús Manuel Hernández Mota (Jesucito), quien hirió a seis personas en el inicio de un incidente que culminó con 136 muertos.
La información la ofreció ayer el director de Prisiones, general de brigada Juan Ramón de la Cruz Martínez, quien se absuvo de identificar al policía. Informó además que se había dispuesto el traslado de Jesucito de esa cárcel, pero que éste puso en movimiento alguna influencia y logró que fuera revocada la decisión.
Citando datos preliminares de la investigación sobre los incidentes, de la Cruz Martínez informó que eran preventivos 407 de los 441 reclusos que habían encerrados en la cárcel de Higüey.
Agregó que según los informes, el recluso Jesucito, quien lleva siete años cumpliendo una condena de 17, había sido desplazado del control interno del penal por el preso apodado Buche.
«Por esto es que Jesucito, cuando obtuvo el arma de fuego, donde primero va es donde Buche y le da dos disparos, al igual que a otros cinco reclusos», apuntó.
De la Cruz Martínez sostuvo que esta realidad obliga a que se vea también a otros actores del sistema penitenciario, que aunque no tienen contacto directo con los presos, influyen de manera directa en sus condiciones de vida.
Admitió que no podía sacar reclusos de la cárcel de Higüey para descongestionarla, debido a que distorsionaría todo el sistema. Además, según explicó, Prisiones no tiene los recursos para después trasladar a los presos a las audiencias desde otros recintos.
A su juicio, la solución a la situación de Higüey estaba en acelerar los procesos judiciales y construir un nuevo recinto penitenciario.
«Tengo conocimiento de que un mes antes de mi designación en Prisiones salió el traslado de Jesucito y alguien puso en movimiento alguna influencia y revocaron ese traslado y lo dejaron en Higüey», precisó.
El director de Prisiones manifestó que durante su gestión ninguna autoridad de Higüey le solicitó trasladar a nadie.
No obstante, de la Cruz Martínez rehusó ofrecer mayores detalles, bajo el alegato de que es la junta que investiga la que debe dar todos los informes del caso.
«Lo que debe establecerse es qué fuerza se movió para que Jesucito se mantuviera como control en ese momento en la cárcel de Higüey», apuntó.
De la Cruz Martínez, quien fue entrevistado en el programa «Hoy Mismo», manifestó que los custodias están implicados en cualquier actividad ilegal que se mueve en las cárceles, razón por la que dijo que la seguridad es su principal problema.
Al referirse a las condiciones en que vivían los reclusos en la cárcel de Higuey, afirmó que se estima que por cada metro cuadrado habitaban seis presos.
Negó que los presos que ocupaban la celda incendiada fueran privilegiados, puesto que se trataba de un pequeño anexo donde vivían 160 personas.
Empero, de la Cruz Martínez, reconoció que los presos de Higüey, al igual que en otros recintos, estaban en condiciones inhumanas.
DUALIDAD
De la Cruz Martínez estimó necesario terminar con la dualidad existente en la actualidad, en que los mismos policías que apresan a los delincuentes tienen la misión de vigilarlos.
Dijo confiar que con la entrada del nuevo modelo penitenciario se terminaría con esa dualidad, que a su entender, causa un gran daño al manejo de los recintos penitenciarios.
«No es posible que quien persigue y apresa a los delincuentes tenga que ir a las cárceles también, porque o hay un prejuicio del policía con el detenido o una actitud de desconfianza y odio del recluso al policía», indicó.
Admitió que el gran problema del sistema penitenciario es la seguridad.
«Yo soy el administrador de las cárceles, por lo que mí responsabilidad consiste en preocuparme porque haya salud, comida, reeducación y otras facilidades, pero la seguridad no me corresponde a mí», dijo.
Agregó que es por esta razón que el director de Prisiones puede ser una persona de la clase civil. Explicó que en la actualidad sólo tiene el control interno de la cárcel modelo de Puerto Plata.
