Quito, (AFP).-  La Policía de Ecuador volvió a operar normalmente este lunes tras una rebelión de uniformados que el gobierno denunció como intento de golpe de Estado, anunciaron las autoridades, que agregaron que está en marcha un plan para reorganizar la entidad.  

«La situación está normalizándose, los policías han salido a trabajar en todo el país», dijo el ministro de Seguridad, Miguel Carvajal, al canal Gama TV.   «Todos los departamentos de Policía y cuarteles están en total normalidad y al 100% tendrán que salir (a trabajar) para reconciliarse con su sociedad», indicó por su parte el ministro de Interior, Gustavo Jalkh.  

Tras los desórdenes del jueves pasado, que dejaron 10 muertos y 274 heridos, los patrullajes policiales fueron asumidos por los militares en el marco de un estado de excepción que regirá hasta el martes.  

Jalkh añadió que el Regimiento Quito, donde el jueves se concentró la revuelta contra el presidente Rafael Correa, «ha sido distribuido en varias unidades como medida preventiva», y detalló que «varios oficiales» que comandaban grupos fueron asignados a funciones administrativas y estaban bajo vigilancia.  

La insurrección motivó la renuncia el viernes del general Freddy Martínez, jefe de la Policía (de 42.000 miembros), tras lo cual el gobierno reorganizó la cúpula pasando a retiro a cinco generales.  

Según el ministro, también «se retiró la dotación de armas» a la unidad de motociclistas del Regimiento, junto al cual se ubica el hospital donde el mandatario permaneció retenido por los sublevados por unas 12 horas, hasta que fue rescatado en un operativo militar.   Jalkh explicó que desde el viernes se realiza una investigación en la Policía para determinar, con ayuda de material audiovisual y archivos del organismo, la identidad de los responsables de la sublevación.  

«Se han establecido expedientes disciplinarios administrativos de mala conducta y tribunales de disciplina», añadió al canal Ecuavisa.  

El funcionario informó además que la Fiscalía dispuso «la incautación de las grabaciones de la central de radio de la Policía».  

El sábado, un juez dejó en libertad a tres coroneles de la Policía que habían sido detenidos el viernes acusados de tentativa de asesinato contra el presidente, aunque mantuvo los cargos en su contra.  

Luego de la sublevación, Correa denunció desde el hospital donde permanecìa retenido un intento de golpe de Estado y de asesinato en su contra promovido por grupos opositores.