Los comercios de Viña del Mar cerraron ayer tres horas antes de lo habitual, luego de una noche de violencia que obligó a las autoridades a redoblar el dispositivo policial para contener las protestas en contra del festival de música que se celebra estos días en la ciudad balneario.
Pese a la multitud de convocatorias que circularon por las redes sociales, las protestas bajaron de intensidad con respecto al domingo, cuando se dieron duros enfrentamientos entre agentes y manifestantes y encapuchados atacaron el emblemático Hotel O’Higgins, montaron barricadas y saquearon varios negocios. “Son ellos (los policías) los que vienen a violentarnos, a provocarnos. Ustedes lo han visto, estábamos tranquilamente y han llegado con motos y disparando bombas lacrimógenas. Ya no nos dejan ni estar en las plazas”, dijo a Efe Felipe Gutiérrez, un ingeniero de 24 años.