Policías estresados

Policías estresados

ÁNGELA PEÑA
Cuando el general Manuel de Jesús Pérez Sánchez declaró que los policías están estresados por la lucha que llevan a cabo contra los delincuentes, algunos reaccionaron pensando que entonces los uniformados no deberían desempeñar esas funciones para las que se necesita tener mucho coraje, valor, determinación y nada de miedo. Consideraron flojos, débiles, blandengues y ñoños a los agentes y hasta recomendaron despojarlos de sus revólveres y macanas y mandarlos a disfrutar de los encantos naturales de las playas.

Sin embargo, cuando se profundiza en lo que es el estrés, se comprende la preocupación del alto mando y, más que condenarlo y juzgarlo con franqueza o malsana ironía, su confesión genera pánico porque si los llamados a imponer la paz atraviesan por semejante estado, la ciudadanía está indefensa, más amenazada que protegida. “El estrés es la respuesta del cuerpo a condiciones externas que perturban el equilibrio emocional de la persona. El resultado fisiológico de este proceso es un deseo de huir de la situación que lo provoca o confrontarla violentamente. En esta reacción participan casi todos los órganos y funciones del cuerpo, incluidos cerebro, los nervios, el corazón, el flujo de sangre, el nivel hormonal, la digestión y la función muscular”, según la reconocida revista Tu Salud.

El estrés, agrega la publicación, “puede estimular un exceso de ácido estomacal, lo cual dará origen a una úlcera. O puede contraer arterias ya dañadas, aumentando la presión y precipitando una angina o paro cardíaco. Puede provocar un aumento o pérdida del apetito con la consecuente variación de peso en la persona”. También es causa de impotencia, enfermedades cardiovasculares, artritis reumatoide, migrañas, calvicie, asma, tics nerviosos, sarpullidos, irregularidades en la menstruación, colitis, diabetes, dolores de espalda, ansiedad, estreñimiento o diarrea, depresión, fatiga, dolores de cabeza, presión sanguínea alta, insomnio, problemas en sus relaciones con los demás, sensación de falta de aire, tensión en el cuello, malestar estomacal, afirma otra revista, la Familydoctor.

Alguien con todos esos aquejos es un peligro, una musaraña, un anteproyecto de gente, un ser humano en extinción sin fuerzas ni voluntad. Si así anduviera el cuerpo del orden, el más débil maleante le tumbara el pulso, lo desarmara, triunfara el mal sobre las mejores intenciones de que prevalezcan el equilibro social y el respeto. Pero, ¿qué causas provocan el estrés? “Cualquier tipo de cambio, así sea bueno. Una persona puede no sentir estrés al jubilarse del trabajo, mientras otra puede sentirse estresada”. También una dieta deficiente, miedo a un peligro real, perder el trabajo; hijo o hija marchándose o regresando a casa, muerte de un cónyuge, el divorcio o el matrimonio, una enfermedad, una lesión, una promoción en el trabajo, mudarse, tener un bebé, problemas de dinero…

Esta última podría ser una razón del estrés de los policías, aunque alguno esté pasando por las demás situaciones. No es fácil percibir un bajo salario y despertarse a diario con la preocupación de cómo planificar un picoteo para completar. Muchos policías, lamentablemente, se convierten en cómplices de los malos para poder sobrevivir. ¿Dónde vive un policía, en qué se divierte, qué come, cuál es su preparación profesional, la marca de su humilde ropa de civil, de qué prestigiosa institución son sus seguros de vida y de salud, con qué protección cuenta su familia en caso de que falte? ¿Está la institución dotada de los recursos necesarios para enfrentar los continuos atentados a la paz?

Las declaraciones de Pérez Sánchez hay que tomarlas con preocupación, porque un policía estresado es un riesgo andante, más que guardián de la paz. Pero hay que ser justos y comprender que un policía dominicano tiene razones de sobra para vivir ansioso, temeroso, preocupado, tenso. Enfrentar la delincuencia “a mano pelᔠes tan estresante como vivir maquinando la forma cotidiana de buscársela.

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