Policías mutilados dicen pensión no les alcanza

Policías mutilados dicen pensión no les alcanza

Servir a la Patria, proteger vidas y propiedades era su mayor deseo. Ingresar a las filas policiales era oportunidad para hacer realidad un deseo que hoy causa indignación a los cabos pensionados Andrés Urcinio Vázquez García, de 67 años de edad, y Rafael Silvio Heredia, de 28, ambos con mutilaciones corporales.

Vásquez García y Heredia, quienes perdieron un brazo y una pierna en cumplimiento de su deber, hoy se quejan del trato que reciben luego de quedar con impedimentos físicos.

El cabo Vázquez García, que perdió su brazo derecho en la revolución de abril del año 1965, apenas recibe un salario de unos RD$2,400 mensuales.

Mientras que Heredia, a quien se le amputó la pierna derecha tras ser herido cuando enfrentaba una banda de atracadores que asaltaba la tienda la «Vía del Tenis», de la calle José Martí a esquina Baltazara de los Reyes en el año 1998, cobra una pensión de alrededor de RD$2,100, dinero que no le alcanza para vivir.

Ante la realidad que los afecta, los policías retirados piden a las autoridades gubernamental revisar la situación de los pensionados inválidos, puesto que sus vida cambió al momento de perder sus extremidades.

«Para mí no ha sido fácil enfrentar la vida con la miseria de salario que recibo y peor aún ver como los responsables de que yo ha haya perdido mí pierna derecha no fueran castigados por la justicia, puesto que fueron puesto en libertad», dijo Heredia, padre de dos hijos.

Narró que mantiene vivo en su memoria el día 10 de diciembre de  1998 cuando acudió al llamado de un ciudadano y que detectó dentro de una pequeña tienda de venta de tenis que varias personas armadas impedían la entrada y salida.

Dijo que se presentó al lugar y los asaltantes salieron disparando y lo alcanzaron con un disparo.

Los responsables del asalto fueron detenidos posteriormente, pero según dijo, más duraron sus heridas en sanar que el tiempo que pasaron los delincuentes en prisión.

Heredia vive junto a su familia en la calle San Antonio #11, en Guerra, Santo Domingo.

Lamentó que se le prometió una vivienda y todavía permanece a la espera de que el Estado cumpla con la promesa.

«Crees que con este salario de RD$1,063 y pagando alquiler de casa y manteniendo dos hijos se puede vivir de manera adecuada», precisó.

El redactor de esta información cubrió el incidente en el que el cabo Heredia frustró un asalto y resultó herido en el año 1998.

«Ahora me pagan RD$1,219.73 por quincena y como se supone que puedo sobrevivir, pagar casa y los demás gastos de una familia. Perdí el brazo derecho y es muy poco lo puedo hacer. Lamentablemente soy un inválido y es muy poco lo que gano. ¿Como me sostengo?,», dijo Vázquez García.

Manifestó que jamás pensó pasar la situación por la que atraviesa, puesto que es de suponerse que el Estado tiene la responsabilidad de ayudarlo.

«Perdí mí brazo al defender el destacamento de Villa Consuelo que se encontraba en la Tuntí Cáceres con Bartolomé Colón cuando una turba trató de asaltarlo y fui herido de un balazo en el brazo», apuntó.

Vázquez García reside en la calle Paseo de los Reyes Católicos, edificio B114, apartamento 101, próximo al mercado nuevo, Cristo Rey.

A su juicio el Estado debe preocuparse más por los veteranos que han se han entregado en cuerpo y alma al servicio de la Patria.

«Los militares que quedamos inválidos en la revolución debemos recibir una casa, porque hemos pasado mucho trabajo a lo largo de todos estos años», dijo.

Vázquez García es padre de tres hijos y según dijo vive sumido en la miseria.

OTROS PENSIONADOS

Los pensionados Bartolo Arias y Juan María Mata Pérez, segundos tenientes, y Vicente García Tejada, raso, expresaron cierta satisfacción por un pequeño aumento que empezó a entregárseles en sus salarios y por la promesa de que se le entregará un remanente por varias quincenas atrasadas.

Además reconocieron que ahora lo poco que reciben llega en la fecha indicada y hasta ante que los policías activos.

También se quejaron del poco salario reciben después de servir toda una vida al Estado.

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