¿Policías o bandidos?

¿Policías o bandidos?

La Policía Nacional anunció ayer la cancelación de dos de sus agentes por haber extorsionado con nueve mil pesos a una pareja de turistas norteamericanos, a los que detuvieron por transitar en vía contraria por una calle de la zona colonial. No se trató, como pudiera pensarse en un primer momento, de un espontáneo macuteo aprovechando la confusión de dos extranjeros manejando en una ciudad para ellos desconocida, sino que los agentes, al comprobar que los turistas no andaban con suficiente dinero encima, los obligaron a visitar varios cajeros hasta obligarlos a entregarles la citada suma.

Complace, hay que reconocerlo, la prontitud conque la jefatura policial sancionó a esos agentes, que se supone serán también sometidos a la justicia para que respondan por su delito, pero igualmente sobrecoge comprobar -una vez mas- la vocación delictiva de los agentes de llamada institución del orden, suficientemente documentada en las crónicas rojas de los periódicos. El tema remite, necesariamente, a la tantas veces anunciada depuración de nuestra Policía Nacional, que nunca acaba de llegar a pesar de que es la única forma de evitar que estas cosas sigan ocurriendo. Mientras nos sentamos a esperar lo que no sabemos cuándo llegará, tomemos las debidas precauciones cuando veamos que un policía se atraviesa en nuestro camino, precauciones que alguien debería hacer extensivas a los turistas que nos visitan.

¡El Jefe vive!

El secretario de Cultura, el licenciado José Rafael Lantigua, ha defendido reculta y convencidamente la cancelación del director provincial de esa cartera en San Cristóbal por haber patrocinado una exposición en la que se ensalza a Rafael Leonidas Trujillo, advirtiendo -de paso- que no permitirá «que ningún funcionario utilice su cargo y los recursos del Estado para exaltar la figura del dictador». Ramón Mesa, un conocido activista cultural en San Cristóbal, insiste en que no se trató de una muestra laudatoria de las obras de Trujillo en San Cristóbal sino de una exposición en la que se mostró tanto lo bueno como lo malo, de la que cada espectador pudo sacar su particular conclusión, pero también recalca que no piensa echar un pleito que no tiene posibilidad de ganar. Sí lamenta, el señor Mesa, que una decisión tan radical se tomase «de oídas», sin que ningún funcionario de la Secretaría de Cultura se tomase la molestia siquiera de visitar la exposición para valorar sobre el terreno si, ciertamente, en ella se exaltaba la obra y la figura del Perínclito de San Cristóbal, quien contrario a lo que pudiera creerse está más vivo de lo que fuera deseable.

Ni contigo, ni sin ti

La popular expresión resume, a la perfección, la naturaleza ambigua de nuestras relaciones con Haití y los haitianos (críticos de este y aquel lado lo llaman doble moral), pero la sola cifra de 800 millones de dólares que recibe el país de su comercio con nuestros vecinos debería ser lo suficientemente contundente para convencernos, de una vez por todas, de la necesidad no solo de reconocer abiertamente la importancia de ese intercambio comercial sino de sentar las bases de una política migratoria en consonancia con esa realidad. Con la convocatoria, el próximo 18 de julio, del Consejo Nacional de Migración hecha por el presidente Leonel Fernández, el gobierno espera sentar las bases para la creación de una política nacional de Migración, pero ojalá pueda pasar de los discursos plagados de buenas intenciones y las altisonantes proclamas. Ochocientos millones de dólares al año bien valen el esfuerzo.

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