Política, bienes y bien común

Política, bienes y bien común

Millizen Uribe

John Stuart Mill, uno de los padres del liberalismo político, entendía que la política operativa debía estar orientada al bien común. Esta visión se pierde con el neoliberalismo, que abandona el contenido y compromiso social defendido por varios teóricos liberales clásicos.

Actualmente, en nuestro país, impera la visión de la política post liberal: alejada del compromiso social y de acepciones que la definen como el acceso al poder para diseñar políticas públicas que igualen a los ciudadanos en los territorios.

La praxis política está limitada, por un lado, a un ejercicio electoral. Se entiende que solo es política lo que se hace desde un partido. En este sentido, dado que las leyes, órganos y el financiamiento electoral es un traje que los partidos que han dominado se han hecho a su medida, ellos monopolizan y manipulan los procesos de elecciones.

Por otro lado se limita a transacciones: hay un mercado donde el dinero y la acumulación, ni siquiera son un medio, sino el fin en sí mismo. Corrupción, clientelismo y transfuguismo están a la orden del día.

De esa manera la participación política de los ciudadanos queda extremadamente limitada a acudir a las urnas cada cuatro años, sin garantías de que su voluntad será respetada, y sin volver a ser tomada en cuenta en los años posteriores. El pueblo apenas “participa” en el ejercicio político como “cliente” o como ofertante de votos a módicos precios.

Además, lejos de su espíritu de servicio, en la práctica politiquera, no política, impera la visión de mecanismo de ascenso social, para aquellos que vienen de clase baja, y de adquisición de más privilegios, para los de clases más altas.

Estas prácticas son tan comunes y repetitivas que ya se han convertido en cultura política. Como consecuencia el ejercicio político está desprestigiado.

De ahí que urge cambiar ese esquema de pseudo participación política. Este ejercicio debe ser copado por quienes entiendan a la política como el arte de la gestión del bien común y estén dispuestos a ejercerla con vocación de servicio a la colectividad.

Ya lo dice Pepe Mujica, presidente de Uruguay: “La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”, porque “hay gente que adora la plata, se mete en la política, si adora tanto la plata que se meta en el comercio, en la industria, que haga lo que quiera, no es pecado, pero la política es para servirle a la gente”, y, agrego yo, no para multiplicar bienes.

 

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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