Política del cólera

Política del cólera

Juan Pablo Duarte el fundador de la República Dominicana tuvo un concepto casi sagrado de la política por lo que llegó a expresar: “La política no es una especulación; es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles”.

De su lado, Juan Bosch confesó su abandono de la literatura para dedicarse en cuerpo y alma a la política la cual definió como ciencia y arte a la vez.  Con el pasar de los años el término ha llegado a adquirir una connotación peyorativa, casi un sinónimo de mentira, engaño, robo y traición. Por ello, a nadie debería sorprender cuando refiriéndose a una temática seria y delicada alguien nos alerte diciendo: ¡No lo politice! Sin embargo, cuando un problema  adquiere relevancia política ello implica un mayor valor e importancia social puesto que ya escaló el peldaño más alto y por ende, de una u otra forma afecta a un país, región o al mundo.

El cólera es una enfermedad bacteriana de propagación hídrica la cual en su transmisión denuncia la presencia de pobre higiene e inadecuado manejo de las excretas  y una falta de garantía de agua potable abundante y oportuna para los sectores vulnerables que viven arropados por la pobreza. Poca gente  ha querido ir a las raíces del asunto, digamos hacer de conocimiento público la cepa microbiana responsable de los casos de diarrea colérica en la dominicana. Pudiéramos hacer un ejercicio intelectual que de seguro nos ayudaría a comprender de dónde proceden los polvos que nos han traído estos lodos. Para nadie es un secreto que una buena proporción de los afectados son haitianos.

Lo que muchos ignoran es que el microbio aislado en Haití y responsable de la epidemia que afronta el hermano país fue traído de Nepal por los soldados que hoy ocupan esa empobrecida nación. ¿Quiénes son los responsables de que la tierra de Petion y Dessalines se encuentre ocupada por tropas extranjeras? ¿Quiénes son los que promueven y estimulan la entrada de mano de obra barata y dócil a través de la frontera dominico-haitiana? ¿Cuáles son los beneficiarios  del trabajo que obreros negros agrícolas y urbanos llevan a cabo en Santo Domingo y otros puntos de la geografía nacional?  Llegó la hora de llamarle al pan, pan y al vino, vino.

En un artículo titulado Patología del cólera publicado en este diario el 23 de noviembre de 2010 advertimos: “Ante la deplorable situación por la que atraviesa el pueblo haitiano cuya epidemia colérica amenaza con cubrir toda la isla debemos alertar sobre dos escenarios simultáneos en que deben moverse las acciones dominicanas. Lo más importante es la prevención mediante la integración de brigadas de promotores que vayan casa por casa y levanten un censo sobre la disponibilidad de letrinas, inodoros y agua potable de cada vivienda. Al mismo tiempo se instruirá a las familias acerca de la necesidad del lavado de las manos después de defecar. Lo otro es la detección de los posibles casos de enfermos para ser tratados en los centros más cercanos habilitados para tratar esta explosiva diarrea.  El asunto es serio y demanda un gran espíritu de servicio y recursos materiales oportunos y suficientes. “Por sus hechos los conoceréis” nos dice la biblia.

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