Desde el año 1952, con ocasión de la primera conferencia de Ministros y Altos Funcionarios Encargados de la Educación Física y de los Deportes, celebrada en Paris, bajo los auspicios de la UNESCO, se reconoció el acceso de todos los ciudadanos a estas manifestaciones como aspecto de la democratización y como factor de desarrollo humano.
A partir de ese reconocimiento, los derechos deportivos y la trascendencia del deporte y la actividad física, fueron reafirmados en importantes acuerdos y documentos, entre los que se puede mencionar el Manifiesto del Deporte de 1968, el Manifiesto Mundial de la Educación Física de 1971, la Carta Europea del Deporte Para Todos de 1975 y la Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte de la UNESCO de 1978. Esta ultima en su artículo 1 expresa que La práctica de la educación física y el Deporte es un derecho fundamental para todos. De ahí que la actuación de la Administración del Estado en el ámbito del deporte que en nuestro país es ejercida por el Ministerio de Deportes, tiene la potestad constitucional de dirigir, promover y fomentar estas actividades con el concurso de los entes públicos sectoriales, municipales y la colaboración de entidades deportivas no gubernamentales, las que en su gran mayoría dependen de los recursos públicos para el desarrollo de sus labores.
Como una acción sin precedentes en el marco del sistema deportivo local, se puede considerar la cantidad de eventos y convenios que ha promovido y puesto en ejecución la actual administración del Ministerio de Deportes, con el propósito de llevar cabo por primera vez un verdadero plan nacional de desarrollo deportivo, caracterizado por su amplia diversidad de disciplinas deportivas y actividades recreativas, una faena que además incluye el rescate y remozamiento de los parques y escenarios deportivos. Tan pronto se logre aumentar la partida anual a la agencia deportiva gubernamental en el marco del presupuesto general del Estado, los recursos públicos deben ser incrementados al Deporte para Todos (Deporte inclusivo) al que tienen acceso los niveles del deporte municipal, comunitario, en edad escolar, para discapacitados (adaptados), el deporte universitario y todo el entramado del denominado deporte de tiempo libre y ocio activo.
Un criterio que debe ser entendido de manera objetiva e incuestionable es el hecho de que a mayor ampliación del deporte masivo desde las bases, el deporte de élite se beneficiaria mucho más en su búsqueda de talentos para sus seleccionados juveniles y de mayores. El deporte de elite, también considerado de alto interés para el Estado, por su carácter de espectacularidad, y por sus metas hacia el campeonísmo, tiene asegurado un mayor respaldo en materia de patrocinio y publicidad de las empresas y consorcios de capitales privados.
Debe quedar claro que lo que interesa en este enfoque es llamar la atención para que la partida del sector deportivo dentro del presupuesto general del Estado, reciba un justo y significativo incremento y que las diversas vertientes del deporte y la actividad física dispongan de mayores recursos, pero que al mismo tiempo se establezcan las modificaciones para que se produzca un mayor equilibrio entre los principales niveles, en aras de que se cumpla con el principio de universalidad y democratización del deporte como un derecho fundamental para todos.