En enero el FMI pronostico un crecimiento global de apenas un 1.5%, el dato será peor por covid-19. Para mitigar sus efectos la estrategia de los gobiernos es combinar paquetes fiscales con aumento de la liquidez.
A nuestra economía la crisis la sorprendió con un nivel de inflación baja y controlada, situación exterior mejorando, tipo de cambio flexible y con un fuerte colchón de reservas de divisas. Pero con déficit fiscal y nivel de deuda altos, sin reserva presupuestaria para una política anti-cíclica, que contribuya a evitar una desaceleración mayor de la economía, que deteriore el nivel de vida del dominicano de a pie.
Aunque carece de margen, el momento exige sacrificios mayores por el lado fiscal, cambiar la política, se debe sentir que las iniciativas fiscales tocan el fondo no la forma, porque la sacudida económica imprevista apenas comienza. Hasta el momento se ha limitado a posponer por algunas semanas el cobro de los impuestos, lo que de manera definitiva o por un largo periodo no libera liquidez para que familias y empresas paguen el mayor gasto que está causando la pandemia.
El gobierno debió calcular y poner sobre la mesa el costo de la urgencia sanitaria, del sacrificio fiscal y el mayor costo de los programas sociales para evitar que aumente la pobreza. Es decir, el tamaño de la factura por covid-19. Para consensuarla y pactar una solución integral con líderes y partidos de la oposición, del Congreso Nacional y hombres de empresa.
Estoy seguro que del intercambio de datos e informaciones entre las partes hubiese salido la mejor solución financiera para el Presupuesto Público, el de los consumidores y empresas. Dicho con otras palabras, el gobierno debió jugar duro como lo hace la política monetaria, nuevamente demostró que tiene balas en la recámara, que sabe usarlas y con tiempo.
Contra covid-19 con potencia disparo un fuerte antibiótico, un adictivo analgésico, representado por las medidas precautorias que abrió mucho más el grifo del crédito en pesos para impulsar el consumo de los hogares y la inversión de las empresas.
De manera específica el Banco Central redujo la Tasa de Política Monetaria en 100 puntos básicos, del 4.50% al 3.50% anual, en 150 puntos básicos la tasa de interés de la facilidad permanente de expansión de liquidez, de 6.00% a 4.50% anual, y la tasa de interés de depósitos remunerados de corto plazo (overnight) de 3.00% a 2.50% anual.
Es decir, puso dinero en los bolsillos de consumidores y productores con la reducción del costo de los préstamos, los más baratos hasta un 8% anual, los bancos comerciales utilizarán fondos liberados del encaje legal. La liquidez debe estar en las calles lo antes posible, la normativa es simple, los bancos no corren riesgo, no tienen que hacer provisiones y no entran en el cálculo del índice de solvencia.
Reitero la necesidad de consensuar políticas fiscales anti-cíclicas, con la seguridad de que en este momento nadie se opone a que se financien con endeudamientos. Los destinos son reproductivos en el mediano plazo si los fondos se usan exclusivamente para atacar la crisis. Además, se combinarían con la política monetaria para sostener la demanda interna, y evitar que no se asfixie el alto crecimiento del PIB.