Política fiscal anti cíclica

Política fiscal anti cíclica

La cruda realidad. Ganar la guerra al virus exige parar la economía. Cuanto más extremo sea el confinamiento de la población, menor la pérdida de PIB. Y cuanto mayor el programa fiscal anti-crisis, mas rápido se normaliza la tasa de de crecimiento de la economía.
Sin pretender precisión, si las actividades corren a media, porque durante mes y medio se apagan dos de los cuatro motores que las empujan, el crecimiento podría oscilar entre 2.5% y 3% en 2020. Y si el apagón es por un trimestre, podríamos coquetear con cero crecimiento y pobreza auto-infligida.
Son escenarios inaceptables. Tengo claro tres cosas. Uno, aunque el Gobierno carece de margen fiscal, nunca lo ha tenido para gastos extraordinarios en tiempos difíciles como el que vivimos, es insuficiente el plan fiscal anti-crisis en marcha por RD$34,000 millones, un 0.75% del PIB, que tomó prestado de la Reserva Técnica del Instituto de Riesgos Laborales, Banco Mundial y Banco Central.
Es cierto, no es despreciable el aumento del déficit fiscal, pero llegó la hora de aplicar política fiscal anti cíclica, la política monetaria no lo puede hacer todo, para un mayor gasto en salud pública e inversión intensiva en empleos, el plan fiscal debe acercarse a RD$140,000 millones, 3% del PIB.
Dos, alta es la relación deuda/PIB. Y tres, con virus y sin él este año se debe consensuar la reforma fiscal integral que aumente ingresos fiscales y recorte gastos, para poco a poco incrementar el superávits primario del Presupuesto Público, y en el mediano plazo reducir a cierto nivel la relación deuda/PIB.
El déficit fiscal y el nivel de deuda no deben plantearse como limitantes para no ampliar la política fiscal, vivimos tiempos anormales, sería irresponsable y destructivo para la economía no apoyar medidas que reduzca el tiempo de vida del virus entre nosotros, que minimice la pérdida de PIB y empleos.
El plan fiscal de RD$140,000 millones, 3% del PIB, y la liquidez adicional de RD$72,000 millones, 1.6% del PIB, de la nueva flexibilización monetaria, elevaría el gasto total de la emergencia sanitaria a RD$212,000 millones, 4.6% del PIB.
Permitiría, además de un mayor gasto en salud pública, pagar salario quincenal a los trabajadores formales e informales mientras involuntariamente estén en casa, evitando que se congele la caída histórica del empleo, mal contados los parados sumaban ciento diez y seis mil hasta el pasado viernes. Y financiar proyectos públicos intensivos en trabajo.
Los fondos deben proceder de préstamos del FMI y Banco Mundial que, para no ver deteriorada su imagen internacional, tendrán que cumplir con el espíritu de su creación en 1947, estar presentes cuando choques externos amenazan ahogar las finanzas de países pobres y muy pobres.
El mayor gasto fiscal ayudaría a impulsar el consumo de hogares e inversión de empresas. Impacto económico, no solo se recuperaría el producto que se pierde, aceleraría el crecimiento del PIB y evitaría reducción del PIB per cápita, recordando que de 2000 a 2019 el PIB total se multiplicó por 11.60 veces, por 2.19 veces la población total y 9.41 veces el PIB por habitante.

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