Política fiscal del Cambio

Política fiscal del Cambio

Históricamente la actividad económica en los países capitalistas sigue una evolución en forma de ciclos, que constan de fases de auge seguidos de un crecimiento más lento, hasta periodos de estancamiento o contracción. Hay ciclos cortos, medianos o largos.

El Ministerio de Hacienda publicó el Informe de Ejecución Presupuestaria, del mes de mayo 2020 y observamos los siguientes cuatro puntos con relación a variaciones respecto a mayo del 2019 y los balances: 1) Los ingresos corrientes declinaron un 39%, equivalente a RD$21,784 millones.

Este comportamiento se debió mayormente a la reducción del ITBIS y del impuesto a los ingresos corporativos y salariales; 2) El gasto presupuestal creció un 13.6%, y el gasto de capital se redujo 38%, por lo que el aumento del gasto se explica solo por el aumento de las transferencias corrientes (planes sociales) que subieron 66%;3) El déficit fiscal (flujo de gastos menos flujo de ingresos) fue de apenas la mitad de uno por ciento del PIB; 4) El gasto público puro o gasto primario, que es el gasto menos el pago de los intereses de la deuda, el de mayor impacto sobre la demanda agregada, apenas creció un 10%, por lo que el déficit fiscal primario (gasto primario menos ingresos corrientes) alcanzó RD$22,576 millones, que es casi la magnitud en que se redujeron los ingresos públicos.


¿Qué nos dicen estos datos? Que el déficit fiscal fue mayormente endógeno, automático, o sea inducido por la crisis, y no para compensar la contracción de la actividad económica privada. Por tanto, la postura de la política fiscal no fue expansiva, sino contractiva. Expliquemos.
La reducción de los ingresos públicos fue inducida por la caída de la actividad económica ya que las tasas de los impuestos no variaron: entre 25% y 10% los impuestos sobre los ingresos y 18% para el impuesto sobre las ventas. Al reducirse los ingresos privados (salarios, ganancias e ingresos individuales), en un 30% solo en abril, se desplomó el impuesto sobre los ingresos y al caer las ventas también lo hizo el ITBIS.

Cuando una economía de mercado recibe un choque recesivo externo no hay ninguna fuerza interna (endógena) que la saque del fondo del pozo del desempleo y la capacidad productiva ociosa. El ahorro que surge como consecuencia de la baja del consumo privado solo refleja escasa utilización del capital (recursos productivos). Supongamos que ahora la utilización de la capacidad productiva cae a un 40% de sus niveles normales.

Los bancos privados no le van a prestar a las empresas porque saben que no recuperarían sus préstamos y menos el pago de intereses. Si el Banco Central les presiona a que le presten con un relajamiento de las regulaciones prudenciales (provisión de reservas por riegos de préstamos) o prestándole a los bancos a tasas de interés más bajas, entonces son los bancos que van a quebrar, y el BC los tendrá que rescatar.

Pero los bancos son empresas privadas que buscan maximizar sus ganancias con el menor riesgo, y lo que van hacer es usar las reservas para gasto financiero en activos con precios estables o en alza.
Lo único que puede reactivar la economía privada son fuerzas externa a ella. Y hay dos fuerzas externas, una es la demanda del resto de mundo por los bienes y servicios que producimos internamente (exportaciones), y la otra es el gasto público deficitario, o sea financiado con deuda. El primer factor está descartado, por lo menos hasta mediados del 2021, porque la crisis es global.


Solo queda la política fiscal. Pero la expansión fiscal tiene que ser anticiclica. Eso significa que debe ser de una magnitud positiva mayor que la contracción negativa del gasto privado. El gasto público puro, tanto en su componente de sueldos, como en sus componentes de compras, inversiones y transferencias, alimenta la demanda agregada directa (inversión, compras y transferencias sociales) e indirectamente (sueldos y salarios).

Pero otra razón por la cual el gasto publico puro debe ser mayor, es que con el aumento del desempleo y la reducción de la participación de los salarios dentro del ingreso nacional (una tendencia que viene desde hace muchos años), el consumo promedio de la comunidad es menor y, por tanto el multiplicador también.

Por lo que el incremento del gasto público debe compensar la reducción del multiplicador, para que tenga potencial expansivo sobre la demanda.
Esto es lo que según los datos del Ministerio de Hacienda arriba expuestos, indican que no ha sucedido, que en lugar de contrarrestar la fase recesiva del ciclo económico, la política fiscal ha sido pasiva y en el mejor de los casos neutral, pero no expansiva.


El futuro Gobierno, además de adoptar una mejor planificación fiscal, debe atender al tipo de gasto que debe aumentar. La prioridad en el mediano plazo debe ser en los componentes siguientes: 1) Transferencias sociales a los trabajadores y desocupados; 2) Inversión en infraestructura para el sistema de salud y la agricultura; 3) Proyectos de sustitución neta de importaciones.

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