“Cuando la limosna es muy grande, hasta el cura se pone chivo”
La ignorancia no es vergonzosa, lo abominable es imponerla. Los latinoamericanos, a través de los siglos de sabiduría popular, creamos frases folklóricas que son conocidas como refranes, dichos o adagios que el paso del tiempo no ha podido anular, básicamente por su esencia educativa.
Muchos liderazgos políticos en el mundo han tenido el apoyo de refranes que los han llevado al poder, incluido nuestro país, pero en esta ocasión lo que pretendo enfocar es el fenómeno de las controversiales vacunas que se están aplicando con una sutil conminación endulzada con informaciones sobre efectividad apoyadas con los enormes recursos de que disponen las industrias farmacéuticas y sus laboratorios, dando fuerza al círculo de mercadeo y grandes beneficios con productos e insumos para enfrentar al monstruo ultramicroscópico denominado covid-19, cuya existencia es innegable, lo mismo que la colaboración de gobernantes, políticos, organizaciones no gubernamentales (ONG), sociedades médicas y notables e influyentes figuras públicas, manteniendo una verdadera guerra por vender el mayor volumen de sus productos con una estrategia común que es regalar una o varias partidas de sus vacunas a cambio de que les compren millones y a los ciudadanos suspicaces se les recuerda el refrán “a caballo regalao no se le mira el colmillo” tratando los intermediarios de asegurar mayor demanda y mejores comisiones, como verdaderos rufianes que no les importa la calidad del producto (vacunas).
Mi propósito final es modificar o completar el refrán para que no miremos los colmillos de los caballos regalados, sino los colmillos de los donantes, recordando otro refrán de oro que aprendí hace muchos años: “Cuando la limosna es muy grande, hasta el cura se pone chivo”.
Muchos liderazgos políticos en el mundo han tenido el apoyo de refranes que los han llevado al poder