Políticos y capacidad de gestión

Políticos y capacidad de gestión

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
El país –la República Dominicana— tiene muchos problemas, grandes, medianos  y pequeños, pero uno es el principal, el más grande por su trascendencia y sus repercusiones. Este es, a mi juicio, la idea o concepto de gobernar que tienen los políticos.

Y que conste, que siempre he estimado la pobreza como el mayor desafío que presenta hoy  –desde hace muchos años–  la nación que fundara Juan Pablo Duarte. Me refiero a una pobreza integral, una pobreza que comprende la ausencia de bienes básicos para suplir las llamadas necesidades materiales de cada día, pero que no es solo eso, sino que va más allá.

El drama de un país que cuenta con la mitad de su población en estado de pobreza, sea crítica o no, no es pequeño problema. Hay que ver como se agolpa la gente en los denominados barrios marginados, en la cercanía de los ríos, en las laderas de las montañas urbanas; hay que contemplar a esos niños famélicos, con pelitos de caña y el vientre crecido, o aquellas mujeres con los rostros amarillentos y los labios resecos y/o cuarteados, para entender de qué, realmente, estamos hablando.

Pero ocurre que la búsqueda de solución al problema grave de la pobreza, como la búsqueda de salidas razonables para cuestiones tan importantes como la crisis energética, el denominado déficit cuasi fiscal, la disponibilidad y gasto de los ingresos públicos, la construcción de escuelas y hospitales suficientes, etcétera, son asuntos que pasan, por obligación, por los criterios gerenciales de los políticos que ocupan los primeros o todos los puestos públicos de la nación.

Es por esta razón que afirmamos, posiblemente para asombro de mucha gente, que  el principal o más grande problema del país es la idea o concepto de gobernar que tienen los políticos. Y lo consideramos un problema porque no conocemos que nuestros políticos se entrenen en el difícil oficio de administrar los recursos públicos, que casi siempre son recursos escasos.

Nuestros políticos son, ordinariamente, personas duchas en el uso de la palabra, en la agradable conversación, en el manejo del verbo flamígero y en las expresiones empalagosas cargadas de promesas que se saben que no pueden cumplirse. Se llaman a sí mismos vendedores de esperanza y se ven como los modernos encantadores y como los actores de primera línea.

Pero los problemas de la nación –la República Dominicana–  no necesitan de personas que solo sean encantadoras en la conversación, o buenos oradores o encantadores tribunos. Lo que el país necesita y reclama es gerentes, verdaderos gerentes, personas con  capacidad de organización, con capacidad creativa, con  ideas precisas sobre cómo manejar los recursos públicos, cómo hacer las mejores inversiones, cómo hacer gastos de calidad y, cuestión extraordinariamente importante, cómo determinar la carpeta de prioridades.

Cuando uno observa con  detenimiento la curva de los ingresos fiscales del país de los últimos 40 ó 30 años y también mira la curva de los gastos del sector público, uno siente la tentación de afirmar que el problema económico o de equidad económica y social de la República Dominicana no ha sido de escasez de dinero, de falta de recursos financieros. Sé que esta es una apreciación polémica, pero tengo la convicción de que el país ha carecido de una buena gestión de esos fondos, lo que no necesariamente quiere decir que se los han robado.   Estamos hablando, no debe olvidarse, de un país donde los políticos gobernantes  –hoy lo mismo que ayer y antier–  están por encima de las instituciones. Y esta condición les permite que una vez en el poder ellos tengan la potestad de imponer, sin más, su visión y su manera de hacer las cosas.

Una vez más uno tiene que considerar un contrasentido que para trabajar en cualquier oficina privada el interesado deba reunir un conjunto de condiciones que garanticen el desempeño idóneo del puesto, pero que en la vida pública dominicana sea suficiente ser político afiliado al partido de turno para acceder casi a cualquier posición.

Creo que hasta que esta cuestión no sea diferente será muy difícil que los problemas del país, los grandes, los medianos y los pequeños, sean manejados con eficiencia.

bavegado@yahoo.com

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