Politiqueras propuestas envenenadas

Politiqueras propuestas envenenadas

FRANCISCO ANTONIO MÉNDEZ
El candidato del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas, está mostrando diariamente la verdadera esencia de su proyecto presidencial. En cada declaración, en cada propuesta, se desenmascara ante la nación. Es que la cotidianidad marca la praxis de los acontecimientos. El día a día permite diferenciar la pose cosmética de lo verdadero y sustancial: el gold filled se descascara, y al final se le ve el cobre.

 La catástrofe provocada por el paso de la tormenta tropical Noel, nos permite demostrar la anterior aseveración. En relación a los esfuerzos gubernamentales para socorrer a las víctimas, recuperar la infraestructura vial y la producción agropecuaria, el candidato del PRD y sus asesores plantean que al Gobierno le sobran recursos y que, por consiguiente, no necesita financiamiento internacional. En efecto, esto lo recoge el Listín el 2 de noviembre 2007, bajo el título: Vargas Maldonado dice gobierno no necesita préstamos. Curiosamente, en la misma edición, pero en la parte de opinión, su asesor Aristy Escuder señala lo mismo en un artículo titulado: En medio de la desgracia.

En resumen, MVM plantea que el Gobierno dispone de RD$11,000 millones para auxiliar a las familias afectadas, mientras que su asesor señala que son 7,607 millones. Los mismos que postulaban por el endeudamiento ilimitado del Estado  y que duplicaron la deuda de la Nación,  hoy se rasgan las vestiduras ante los anuncios de apertura de líneas de crédito por parte del BID y BM, por US$200 millones. Solo mediante un ejercicio de utilitarismo político de la peor especie se podrían esgrimir semejantes argumentos ante la magnitud de los daños provocados por el paso de Noel.

Evidentemente, si agarramos las partidas presupuestarias y las recortamos, tendríamos recursos disponibles. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, el asunto no sería vestir un santo para desvestir el otro. Lo cual se evidencia cuando entre las propuestas se señala que se utilicen los recursos de Petrocaribe o se pospongan los trabajos de finalización del Metro de Santo Domingo. Obviamente, lo que se busca es sacar capital político de esta desgracia nacional. En efecto, los fondos de Petrocaribe son los que sostienen el nivel de suministro eléctrico en un 85%, pero que a los precios actuales del petróleo generará un faltante de alrededor de US$150 millones; mientras que las inversiones en el Metro, en su etapa final, son mayoritariamente con recursos externos – vagones, sistema eléctrico, etc.,-  por lo que su impacto en las finanzas públicas son cada vez más reducidas.

Estas propuestas suenan atractivas, pero en realidad son un gancho, carecen de sinceridad. ¿Si tenemos dinero, para qué buscar financiamiento? Dos detalles, sin embargo, las delatan. Uno sería que los daños no están definitivamente cuantificados, puesto que las aguas aún no han recobrado su nivel, por lo que la propuesta es extemporánea; otro el que en un país con una ancestral deuda social, no existen excedentes presupuestarios, sino una administración permanente de recursos escasos. En RD siempre hemos tenido un presupuesto de crisis. Sea por las apropiaciones para el cuasi-fiscal que establece el Acuerdo con el FMI o porque las demandas sociales exigen mayores gastos de capital. Porque la inversión en educación necesita al menos un 2% del PIB adicional o porque el TLC redujo los ingresos arancelarios. O también, porque la política de redistribución del ingreso a través del subsidio al gas licuado y la electricidad se llevan casi un 3% del PIB, entre algunas realidades nacionales.

Nadie se opone a que se prioricen recursos presupuestarios para los desafíos que plantea la reconstrucción nacional, sino que esta priorización no sea a costa del desarrollo. La locomotora debe seguir tirando de los vagones. La demanda que inducirá la reconstrucción de los segmentos afectados deberá ser suplida por el segmento no afectado de la sociedad. Y si además nos llegan donaciones y financiamientos concesionales de rápido desembolso, como las cartas de crédito que crítica el candidato del PRD, bienvenidos sean. Como dice el refrán, no hay ateos ante el peligro. Pero como señalara en HOY (5/11/07) el Director de Estrategia Internacional de Reducción de Desastres de la ONU, Silvano Briceño, «el que los partidos traten de medrar políticamente de esta tragedia es algo de mal gusto y una actitud totalmente miserable».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas