Politiquitos tácticos y estadistas estrategas

Politiquitos tácticos y estadistas estrategas

Si no habla le dicen mudo; si habla que erró.  Si va por aquí, le dicen que era por allí; y si se mueve lo mandan a parar.

Si se para, ¡que se mueva!

El asunto es que la oposición, incluida buena parte de la prensa que sólo critica sin pausa cumpliendo su misión con celo fundamentalista, habría vuelto loco a cualquiera sin la flema y piel de elefante del Presidente Fernández.

Con la cuestión del petróleo, y la magnífica presentación que hizo el jueves pasado, queda demostrado nueva vez que muchos de los críticos implacables del Presidente Fernández nunca admitirán nada bueno ni positivo acerca de él, puesto que le piden algo que no puede resolver por decreto ni con medidas internas, por drásticas que sean.

Puede que tengan razón en cuanto a que el pueblo necesita oír a su Presidente más frecuentemente.

Pero carecen de razón cuando sí habla, y entonces los más inteligentes optan por no querer entender, “a pota”, como si esa opción constituyera un recurso honesto dentro del debate político o mediático.

El Presidente ha planteado una idea novedosa y realizable, de mayor alcance y trascendencia que toda la cháchara de todos los políticos de oposición juntos, y que debería merecer el respaldo de todos los dominicanos, pues no se trata de un asunto partidista sino de Estado.

La idea es que los países productores de petróleo creen un fondo especial nutrido con apenas un 3% de sus ganancias extraordinarias por el alza del precio en los últimos meses, para asistir a las naciones importadoras netas de hidrocarburos, con ingreso por debajo de US$6,000 anuales per cápita, para impedir que la crisis petrolera borre de golpe y porrazo toda esperanza o posibilidad de estabilidad, desarrollo y crecimiento. A bordo en la promoción de esta idea, dijo el Presidente, están Bill Clinton y Kofi Annan, y otros importantes estadistas y amigos del doctor Fernández.

El concepto, cuya brillantez reconocieron los gobernantes recientemente reunidos en Maracaibo, apenas ha merecido una que otra respuesta chabacana de los geniecillos criollos, los mismos que se pasaron los últimos cuatro años como agoreros del fracaso nacional, mientras el Presidente lograba una estabilidad y un crecimiento que nadie pudo imaginar.

Gracias a Dios que, ante una crisis tan enorme, sea Leonel quien nos guíe y no sus contradictores.

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