El politólogo Belarminio Ramírez Morillo calificó como “sano, objetivo y preciso” el proyecto de Ley de Partidos presentado por la Junta Central Electoral (JCE), pero consideró que el mismo debe tener una dinámica que permita la renovación en los puestos de dirección, y no dejar en manos de sus dirigentes la modalidad de primarias.
Afirmó que “las élites y burocracias partidarias” quieren una Ley de Partidos que sea garante de equidad en el uso de recursos económicos, tiempos y espacios públicos, pero sin puentes que obliguen a la renovación en los puestos de dirección.
Sugirió a los legisladores agregar un párrafo al artículo 22 de dicho proyecto de ley, en el cual se establezca que “ningún dirigente deberá permanecer en un puesto de dirección partidaria por más de dos períodos consecutivos, aunque luego de transcurrido un período pueda retornar de nuevo a ocupar dicho puesto”.
Además, disponer que los puestos de presidente, secretario general y de organización, en las demarcaciones nacional y municipal, se escojan con los mismos procedimientos con que se aplica a los candidatos a los puestos de elección popular.
Recomendó incluir estos mandatos en los artículos 32 y 36 del proyecto, afirmando que eso mejoraría la legitimidad social de los partidos, “y sacaría de las directivas a una serie de truqueros y marrulleros que se dedican a crearles problemas a los auténticos liderazgos de las organizaciones”.
El consultor político manifestó que una sociedad democrática no puede avanzar con un sistema de partidos, en el que la mayoría de las organizaciones operan como propiedad de una persona, de una familia o de un grupo.
Refirió que en la cultura política imperante, cuando un político toma la iniciativa de formar un partido es normal que consiga respaldo de personas que quieren participar, que no hayan espacios en los partidos grandes, y luego se encuentran con la dura realidad de que los espacios de poder son para quienes lo presiden o sus allegados.