Gustavo Rodríguez 
El versátil jugador Luis Polonia con su bate fue una autoridad en los eventos que participó.
Tejada y Polonia, tienen sus nombres escritos en letras de oro en el libro de los mejores atletas que han participado en los diferentes Clásicos Caribeños.
La Serie del Caribe, es el mayor evento que se celebra cada año con los campeones de los torneos invernales, evento que llega a más de seis décadas y durante este largo y difícil camino, la justa tiene dos jugadores que ha sobresalidos entre los miles de participantes tiene nombres: Miguel Tejada y Luis Polonia, excitantes atletas dueños de la mayoría de los récords ofensivos.
Tejada y Polonia, tienen sus nombres escrito en letras de oro, en el libro de los mejores atletas que han participado en las diferentes series. Son dueños de cuatro marcas cada uno , que será difícil que surja un atleta que pueda pasarle, en la denominada Serie Mundial del Caribe.
Tejada, denominado “ El Jugador de la Patria”, es líder en carreras anotadas con 60, Polonia 50. Récord en bases alcanzadas con 151, Polonia 127, jonrones 15 y en carreras empujadas con 47, Polonia 37.
El nativo de Baní, jugó para las Águilas Cibaeñas, su equipo de toda la vida, además con los Tigres del Licey y los Leones.
“The Cable Man” es el jugador que más series ha jugado con un total de 13, la mayoría con su equipo las Águilas del Cibao, también ha participado como refuerzo con los Tigres del Licey y los Leones del Escogido. Es el jugador que más partidos ha accionado con 78, más veces al bate con 312, más hits con 94 y más dobles con 19.
En los demás departamentos ocupa el segundo en carreras anotadas con 50, detrás de Miguel Tejada, que tiene 60. El segundo puesto en bases alcanzadas con 127, detrás de Tejada, con 151, tercero en triple con 4, detrás de Manuel Mota, 6 y Héctor Rodríguez, 5. En bases robadas tercero con 10, detrás de Miguel Diloné, con 12 y Roberto Alomar, 11.
El debut de Polonia fue en la Serie del Caribe de 1986, en Venezuela, donde las Águilas de Mexicali fueron campeonas. Luego de accionar en los clásicos de 1987 con las Águilas, 1988 con el Escogido, 1993 y 1996 con las Águilas, no fue hasta 1997 cuando disfrutó de una corona del Caribe con las Águilas en México.
El clásico de 1997 fue celebrado en el estadio Héctor Espino, donde las Águilas del Cibao, con Mike Quade de mánager, asisten por décima ocasión buscando el primer título.
Venía el juego que decidiría la serie el 9 de febrero de 1997 entre las Águilas buscando su primera corona, y los Tomateros de Culiacán su segunda, en el juego.
