Los Bosch de la calle Polvorín no vivían tan humildemente, aunque no ostentaban riquezas. Su mobiliario era el de una clase media de la época, de caoba, piso de cerámica de calidad. Las casas eran de medio balcón, hacia la Mercedes, y la otra mitad hasta el techo, con un ventanal de madera de primera.
Pedro Gil Iturbides, abogado, periodista, escritor, describe las viviendas y la genealogía de esa prestante familia que conoció desde su infancia cuando era amigo de Ángela Bosch Gaviño, madre de Fernando Ortiz Bosch, condiscípulo en el Liceo Presidente Trujillo. Define como amistosa y muy cariñosa a la dama, contrario a sus hermanas que, según él, eran de otro temperamento.
El entonces estudiante llegó a tal aprecio en el corazón de la señora, que esta le ofrecía dulces de los que preparaba para el comercio de su esposo Virgilio Ortiz, “un negocio de comestibles ubicado en la calle Santomé detrás del Mercado Modelo, a una cuadra de la avenida Mella”.
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Todas las viviendas de los Bosch que conoció permanecen, afirma. En una vivió José Bosch Gaviño, a veces confundido con su padre, José Bosch Subirats. Al mudarse de la Polvorín, instaló un negocio de herrería en la que es hoy la calle Manuel Ubaldo Gómez. “No lo conocí, pero mi compadre Federico Mella Ornes era muy amigo de él. Puedo mostrar un trabajo de herrería que le hizo. José estuvo preso por antitrujillista”.
Gil Iturbides vivía en la calle José Reyes casi esquina Mella donde su madre, Gloria María, era dueña de la Casa Gil Vives, de tejidos y encajes, y él cruzaba frecuentemente por la Polvorín. Su padre, Pedro Gil Vives, le hablaba de Juan Bosch mostrándole las sentencias contra él que publicaba el régimen.
“Conocí el cuadro que pintó Rafa Gamundi, pero no vivían tan humildemente. Al lado de la casa de doña Ángela estaba la vivienda de los Orsini Bosch, ahora oficina de uno de los hijos de la pareja”, explica.
Otra hermana vivía enfrente, agrega, “no la traté porque no era tan amistosa como doña Angela, que me profesó un cariño especial. Eran casas de frente de mampostería. Doña Ángela finalmente se mudó a la avenida Independencia”.
Ubica los domicilios de las Bosch “a dos viviendas de la calle Juan Isidro Pérez, en la franja Este”.
Juan Bosch
Gil Iturbides visitó a Juan Bosch en octubre de 1961, posterior a la reunión política con Ángel Miolán, Nicolás Silfa, y Ramón Castillo. “Doña Ángela me dijo: pásate a tal hora. Don Julio Postigo me había vendido, a la brava, de forma subrepticia, un ejemplar de “Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo”, y yo quería que me lo dedicara. Ya teniendo relaciones con la familia, fui a verlo. Él recibía a quienes doña Angela le llevaba. Yo tenía 18 años y era reportero de Radio Caribe. Fue muy afectuoso…”.
Pedro Gil Vives, su padre, le aclaró que no había relación entre Juan Bosch y la Editorial Bosch, de España, que confundió el hijo al ver un letrero en la avenida José Trujillo Valdez (Duarte) que rezaba “Propiedad de José Bosch”. “Papá me explicó que hacía referencia a los Bosch de Santo Domingo. José, hermano de don Juan, era el propietario del solar, entre la librería Torres y la ferretería de Robinson Bou”.
Vestido de blanco, chaqueta y pantalón, como siempre, Bosch lo recibió “en un cuartico después de la sala principal. Le dije que era amigo de Fernando, que siempre iba allí y le pedí que me dedicara ese librito”.
Rememora el día de la muerte de José Bosch Subirats. “La guardia cerró la Polvorín, se anunciaba la llegada del presidente Bosch y dejaban pasar la gente dependiendo de una señal de doña Ángela”.
La calle
“Desde que conocí esa callecita era idéntica a como es ahora. La recorrí luego de mi trato con ese hermano menor de Milagros y Virgilio. A Milagros la conocí dentro de la casa y a Virgilio en el curso del tiempo, desde luego, después atraído por los dulces que me ofrecía su madre”.
“El día del velorio de don José padre, recuerdo a su hijo presidente en la acera de la funeraria Blandino, Polvorín esquina Mercedes, protestando porque no quería que trataran ese acto políticamente”.