Pondera esfuerzo y valor del
programa Comer es Primero

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POR GERMAN MARTE
 “Comer es Primero”, el programa de asistencia social  a los sectores de menos ingresos, debe ser reconocido como un hito en la política de ayuda alimentaria en la República Dominicana, afirmó ayer el representante en el país del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA).

  El doctor Pavel Isa dijo que se trata de un esfuerzo serio que identifica cuáles son los hogares más pobres y transfiere alimentos a cambio de que los niños acudan a un chequeo médico y que las familias reciban orientación en términos de salud. Expresó que este esfuerzo tiene el valor de  que crea capitales humanos.

“Compárese esto con estacionar un camión en un sitio y empezar a desmontar  fundas llenas de comida, como era la usanza”, manifestó Isa al participar como invitado en el Almuerzo Semanal de los Medios de Comunicación del Grupo Corripio.

Entre “Comer es Primero” y otro tipo de programas hay una gran diferencia, reiteró el funcionario.

Explicó que el grueso de la ayuda alimentaria del gobierno se canaliza a través de “Comer es Primero” y el Programa de Alimentación Escolar, que es el más grande. Ambos programas son parte del programa Solidaridad que ejecuta el Gabinete Social bajo la dirección del vicepresidente Rafael Alburquerque.

Isa subrayó que en el caso de “Comer es Primero”, se trata de identificar los hogares pobres, a través de una metodología estándar y transferirles ayuda.

Algunos problemas

Hasta ahora, la discusión en torno a “Comer es Primero” no es en relación a si esa ayuda alimentaria es utilizada para hacer proselitismo político, aunque pueden haber alegatos en ese sentido, pero no son lo suficientemente sistemático como para llamar la atención del PMA.

En cambio, organismos como el BID hablan de que se necesita focalizar mejor el programa, pues hay hogares que no necesitan o no califican para la ayuda y sin embargo la reciben, “pero ese es un tema metodológico, técnico”.

Pero lo que si es grave, según Pável Isa, es que las condicionalidades no se están cumpliendo “y por lo tanto el programa corre el riesgo de ser puro asistencialismo”.

 Reiteró que la condición para un hogar ser beneficiario del programa es que los niños sean llevados a  un centro de salud, para un chequeo de crecimiento y vacunación, y parece que esa condicionalidad no se está cumpliendo.

Subrayó que la concepción de “Comer es Primero” no es dar alimentos, sino fortalecer el sistema de salud y el chequeo médico de los niños.

El representante del PMA dijo que las fallas que hay en “Comer es Primero” deben ser superadas, para que no se traduzca en un programa asistencial que no permita capitalizar la ayuda que da el gobierno.

“La idea es que la ayuda se traduzca en un fortalecimiento de las capacidades de los individuos. Que tenga mejor salud y mejor educación, para que estén en mejor capacidad de producir”, esa es la idea de la transferencia condicionada.

“Si no se hace el vínculo entre este programa y el sistema de salud, se corre el riesgo de que no sea efectivo, pero definitivamente, del camión desmontando fundas, a decir aquí hay un hogar pobre, voy a dar alimentos, hay una distancia grande”.

Dijo que en este momento el programa llega a 217 hogares.

Otro de los problemas de “Comer es Primero” es que el costo administrativo es  muy alto, pues representa cerca del 25%, la solución sería expandir el programa. El objetivo es aumentarlo a 300 mil, este año.

 Asimismo, Isa manifestó que Comer es Primero está concebido como un programa para alimentar hogares, pero no está pensado en dirigir su atención a los niños menores de tres años, a pesar de que  estos integran la franja crítica, pues si un niño de cero a tres años sufre de desnutrición crónica y no se atiende, las repercusiones a largo plazo son irreversibles o muy limitadas.

Desnutrición infantil, una prioridad

Una razón fundamental por la cual, la alimentación de los menores de tres años debe ser prioritaria es que según las estadísticas una reducción de 1% en la tasa de  desnutrición infantil  se traduce en  4% en la reducción de pobreza.

Atacar la reducción infantil, no sólo es un imperativo ético, y por eso no debe esperar, sino que también es una inversión que influye en el crecimiento económico, y todo eso está relacionado directamente con la gobernabilidad y la democracia.

 “Un país lleno de niños desnutridos, difícilmente pueda ser gobernable y democrático”.

La desnutrición infantil, añadió, es la dimensión más grotesca de la exclusión, “porque es la exclusión de quienes no pueden hablar, ni hacer nada”, se trata de niños que no han cumplido los tres años.

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