Ponderando los problemas nacionales

Ponderando los problemas nacionales

Del 1 al 10 ¿Cómo calificaríamos los grandes problemas de la nación? Cincuenta años atrás la economía ocupaba un lugar secundario. Pero a partir de los años 70 fue definitivamente el número uno, por lo menos hasta hace pocos años. En aquel entonces, seguían en importancia, la educación, la agricultura, la salud, la pobreza, el empleo, la electricidad, la vivienda, la infraestructura (incluyendo agua potable), el medio ambiente y finalmente los sectores emergentes, como turismo y zonas francas.

Las cosas han cambiado con los años. Ahora aparecen como grandes problemas de la sociedad la inseguridad ciudadana, las drogas, la inmigración haitiana y la seguridad social, desplazando a muchos de los viejos problemas que nunca lograron solucionarse, como la salud, la educación y la agricultura. Éstos, más bien, empeoraron.

La electricidad, por su parte, se convirtió en una pesadilla y casi desplaza a la economía de su trono. Pero ya ni se habla de medio ambiente mientras las zonas francas languidecen. La infraestructura sigue siendo el talón de Aquiles de los gobiernos, porque nada de lo que se construye lo mantienen, reconstruyéndose una y otra vez. El desempleo abierto crece y la informalidad laboral también, ya que los nuevos empleos productivos son para beneficiar a los haitianos.

Pero una especie altamente destructiva, que corroe la gobernabilidad, ha surgido en los últimos años, empequeñeciendo los demás problemas, incluyendo la economía. Nos referimos a la bancarrota total de la institucionalidad del Estado y sus graves efectos en todo el quehacer económico, social, moral y político del país.

El Estado dominicano, pero más que nada el Gobierno Central, ofrecen un panorama patético, sombrío y bochornoso en materia de asignación de recursos para gastos corrientes, especialmente en una empleomanía parasitaria y supernumeraria. Peor aún cuando se trata de los salarios, viáticos y otros gastos de funcionarios, que no se pagan ni en los países más ricos del mundo. En la administración pública la corrupción permea en casi todos los niveles y las contrataciones de obras y servicios se hacen regularmente violando la ley. Pero más grave es la continua violación a las leyes y reglamentos que regulan las propias funciones del Estado.

Lamentablemente, el caos institucional en que ha caído la República Dominicana se extiende como una epidemia a todos los estamentos del Estado, incluyendo representaciones diplomáticas en el exterior. Es algo que no tiene precedentes.

Lo inexplicable es la manifiesta indiferencia ciudadana y de la mayoría de los medios, ante este gravísimo problema, lo que muestra que casi nadie entiende de qué estamos hablando. Obviamente, esa indiferencia para muchos tiene su explicación.

Para reforzar esa podredumbre estatal que está causando estragos en la sociedad, aunque muy rentable en términos electorales, esperen muy pronto la nueva reforma fiscal que traerán los Reyes Magos. Después, el griterío de los empresarios, para comenzar a negociar otra etapa de degeneración institucional que ayude nuevamente al oficialismo en el próximo proceso electoral.

Publicaciones Relacionadas