Ponencia de Soto Jiménez

<p>Ponencia de Soto Jiménez</p>

UBI RIVAS
El 26 de noviembre último, el historiador y presidente de la Fundación V República, mayor general (r) E.N, José Miguel Soto Jiménez, pronunció una magistral conferencia que no fue comentada por ningún medio de comunicación escrita del país, no obstante no tener ni un ápice de desperdicio, pero así somos, somos así.

Solo el semanario Primicías filtró un comentario con la firma de Angel Adriano Reyes que él intituló su primera página con el comentario santiaguense de que Soto Jiménez sería un candidato potencial a la Presidencia de la República en el 2008.

Esto así, porque la conferencia magistral, que algún diario debiera reproducir por su mensaje trascendental, cargado de pesimismo, cierto, pero de gravísimas verdades y acusaciones en relación a la debilidad asombrosa, pasmosa del Estado dominicano respecto a sus graves responsabilidades y retos que le confrontan, le acusan y ante los cuales es innegable que debe responder y acometer con idoneidad, a todas luces, inexistentes.

La conferencia magistral de Soto Jiménez se produjo en el Gran Teatro Cibao, donde no hubo energía curiosamente solo en el área donde el disertante expondría su ponencia, y todo el derredor irradiaba la luz como mediodía sin nubes, suponga el lector por cuales motivaciones aviesas, torvas enanas, simplemente imposibles de impedir.

Soto Jiménez increpó la debilidad institucional y conductual del Estado dominicano para enfrentar y/o superar sus retos troncales, expuso infinidades de verdades de a puño, por demás, de perogrullo, harto conocidas por los conductores del destino nacional de los tres partidos mayoritarios que en vez de soluciones, han profundizado los problemas y sumido en el caos la problemática nacional.

El conferenciante puso en tela de juicio el control del Estado en relación a aspectos tan sensibles y confrontales a diario como organizar la vida en sociedad, seguridad ciudadana, descontrol del monopolio de la violencia, fisurado por bandas de delincuentes y el poder creciente del narcotráfico, interpretando al Estado en situación de sitiado, valga la cacofonía o redundancia, reo de los estamentos delictuales fácticos, en convivencia con segmentos burocráticos del stablisment estatal.

Aludió el disertante la extraña multiplicidad que acogota a los dominicanos hoy de la incapacidad del Estado que nos obliga a disponer a los pudientes, de cisternas, tinacos, inversores, plantas eléctricas, bombas de agua sumergibles, una forzada privatización de los servicios básicos, porque el Estado no tiene solución efectiva a esos servicios esenciales.

Y así se tiene el tupé de hablar de modernidad, de una extensión de Silicon Valley, cuando el 75% de los dominicanos hace sus necesidades en letrinas, un 66% subyace en situación de pobreza (unos seis millones) y un 22% en pobreza extrema (unos dos millones) de diez millones que somos, restando unos menos de dos millones que tienen acceso a la fastuosidad.

En contraste, somos el país que disponemos del mayor número de yipetas. Mercedes Benz, Hummer, BMW y deambulan 32 Lamborgini a un costo de US$250 mil, que causaba el asombro y la risa del anterior embajador de Israel en nuestro país, Elihau López.

Es la “mentira” constitucional de que habla Octavio Paz en relación a 71 años de dictadura democrática en México con el funesto PRI, o el victimado líder liberal colombiano Jorge Eliécer Gaitán (Bogotazo 1948) de dos países, “uno legal y otro real”.

“El Estado, en vez de ser un referente normativo eficaz, es una fuente de incertidumbre para la población”, es decir, una suerte de pirámide invertida, es decir, la antinomia, la ausencia de normas “porque el Estado, débil, no las cumple ni las hace cumplir”, es decir, hay un desideratum nacional. Un caos.

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