Poner candado después del robo

Poner candado después del robo

HAMLET HERMANN
El paso del huracán Jeanne en septiembre 2004 evidenció muchas de las debilidades, reales y potenciales, de la infraestructura nacional. El Este turístico quedó aislado del resto del país y entonces, sólo entonces, nos pusimos a pensar qué ocurriría si la Capital dominicana quedara aislada del resto del país. No era una probabilidad lejana puesto que los puentes que unen al Distrito Nacional con el resto del territorio no resistirán mucho tiempo más dando el servicio precario que apenas pueden prestar.

Hoy sucede algo semejante. Extensos e intensos incendios abaten la cordillera Central y el Estado dominicano tampoco está preparado para enfrentar una crisis de esta naturaleza. Impotentes tenemos que contemplar cómo una de las riquezas forestales y acuíferas más importantes del país se debilita ante el empuje de las llamas. Quizás ahora empecemos a hablar de que el país debe crear las condiciones para enfrentar diversos tipos de problemas que pueden surgir en las zonas montañosas del país. Esto quiere decir que seguimos comportándonos como aquel que pone candado en su casa luego de que le roban. Nos demostramos incapaces de anticiparnos a los acontecimientos mientras algunos se masturban intelectualmente con islas artificiales y trenes subterráneos.

Estos lamentables acontecimientos en la cordillera hacen que el proyecto de restauración de la pista aérea de Constanza cobre nueva importancia. Nos ha tocado trabajar durante meses en el diseño de este conjunto y hemos descubierto cuán importante resulta que el terreno que ocupaba un recinto exclusivamente militar pudiera ser convertido en un aeropuerto civil con numerosas condiciones favorables tanto para la región como para el país en su totalidad.

Las instalaciones de un aeropuerto mediano con una pista de dos mil metros de longitud funcionarían como vanguardia operativa en la vigilancia para la protección del medio ambiente y los recursos naturales en la cordillera Central. Ahora que sufrimos los embates de los incendios forestales nos damos cuenta de que esas instalaciones servirían como centro de operaciones y aprovisionamiento para combatir incendios forestales y realizar operaciones de rescate en la cordillera Central. Es ese valle el centro geográfico de las montañas del país, además de que la abundancia de venas acuíferas hace que un depósito permanente de agua abundante sea algo fácil y económico. La distancia por vía aérea entre Constanza y cualquier punto de las cordilleras es muy corta y apenas tomaría minutos el combatir los incendios con agua y volver a recargar en apenas minutos al igual que para trasladar un herido rescatado del área montañosa.

Por su condición de valle intra-montano, Constanza podría también constituirse en el refugio por excelencia de las aeronaves pequeñas y medianas del Caribe y Centroamérica en caso de huracanes o mal tiempo que afecten otros aeropuertos o países del área. No existe en toda la región geográfica un punto tan protegido como ese enclave entre elevadas montañas. Y esa condición debía ser explotada para beneficio de la nación.

De más estaría decir que el desarrollo del transporte aéreo facilitaría el comercio de los productos agrícolas y bienes terminados de la zona.  Al mismo tiempo, permitiría que estos bienes llegaran en mejores condiciones a su destino final, ya dentro del territorio nacional como en el extranjero. Los productores de ese valle saben de las enormes jornadas que hay que cumplir para abastecer con los productos agrícolas los mercados turísticos del país y del extranjero. Los camiones sobrecargados sólo osan trasladarse hacia el Este y el Norte del país durante la noche prolongándose las travesías por largas horas. Hombres y máquinas se resienten y los productos sufren las mismas consecuencias rebajándose su valor en el mercado.

El acceso a aviones de mediana capacidad contribuiría a salvar vidas en caso de accidentes o de enfermos graves que pudieran ser trasladados por vía aérea a los centros especializados de salud en República Dominicana o en el exterior. Cuánto vale una vida es una pregunta que no tiene respuesta.

Y por último, aunque como factor principal, un aeropuerto en Constanza permitiría que se hicieran triangulaciones con diferentes lugares turísticos de República Dominicana y de naciones de Centro América y el Caribe. Podría así combinarse el turismo de playa con el de montaña, así como el turismo de salud, dadas las bondades del clima de ese valle. Evidentemente que aquello podría convertirse en el motor del desarrollo del turismo de montaña para la zona y, con las adecuadas inversiones, transformarse en otro exitoso Punta Cana.

Visto esto, no estaría de más poner el candado antes de que nos roben de nuevo.

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