Poner las barbas en remojo

Poner las barbas en remojo

Las razones de la toma del poder, el ascenso, consolidación y permanencia de Rafael Leonidas Trujillo Molina requiere de un estudio de la sicología del momento en que el hombre encabeza un grupo de intelectuales de clase media, muchos de ellos desconocidos, quienes actúan como si ejecutaran un libreto bien estudiado.
El primer paso fue acorralar la sociedad mediante el terror, alimentar el temor y contribuyó a eliminar la disidencia de modo que resultara más seguro no participar para evitar encontronazos con los representantes de la caverna enseñoreados e impunes al amparo del Poder. Por ahí comenzó la consolidación de lo que luego se conocería como la tiranía de Trujillo, cuyo reino se extendió por 31 años.
El gobierno de Trujillo no fue producto del azar, el gobierno de Trujillo fue fruto de una combinación que contenía una fuerte presencia del deseo de seguridad, paz y orden, organización y esperanza.
Giovani Papini escribió una reflexión terrible: el hombre está dispuesto a entregar una parte de su liberad a cambio de seguridad y paz.
El escritor barahonero Angel Augusto (Negro) Suero Ramírez, escribió un excelente texto titulado “Paz sin Dios”, un retrato del oscurantismo vivido durante el régimen del último tirano.
El gobierno de 1930 al 1961 contó con la colaboración de intelectuales que entendían y trabajaron para que se impusiera la paz, aunque hubiera que sufrir la desaparición de la libertad en beneficio del desplazamiento de la clase tradicional, para sustituirla por una generación cuyo objetivo era el ascenso incontenido en la escala social a cualquier precio, siempre que los beneficios estuvieran de parte de los gobernantes.
Por eso respaldaron un gobierno que a cambio de contribuir al desarrollo físico del país destruyera todos los principios morales, al fin y al cabo, era su gobierno del cual obtuvieron todos los beneficios posibles.
Héctor Inchaustegui Cabral, en “El Pozo muerto”, dice que los intelectuales dominicanos de su tiempo vieron cómo los intelectuales más importantes de Europa se plegaron a Franco, a Mussolini y a Hitler y, por esa razón, decidieron cobijarse bajo las alas del poder omnímodo de Trujillo.
Cuando llega el ciclón, cuando se acercan los vientos huracanados buscamos refugio, organizamos suministro de alimentos y combustibles, de velas, focos, el deterioro de la situación nacional impone un análisis serio, profundo, inteligente, sobre el presente y el futuro inmediato y mediato del país.
Sometidos a la violencia terrorista del tigueraje que alimenta la inseguridad roba, asesina permanentemente, por un lado, y por el otro la falta de empleos y la invasión haitiana, sólo nos falta un líder mesiánico, civil o militar, que levante las voluntades dormidas en favor de la paz y el orden.
Que Dios nos coja confesados si no actuamos ahora.

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