He venido insistiendo en que toda la franja progresista de la sociedad, incluyendo el importante contingente de ciudadanos y ciudadanas que podríamos calificar como liberales (que juntos constituimos la gran mayoría del pueblo dominicano), debemos cambiar de actitud; dejar de lamentarnos, y asumir, como lo han hecho generaciones de dominicanos y dominicanas de otros momentos históricos, la firme determinación de desplazar el actual equipo de gobierno del poder en las elecciones del 2012, negándole además nuestro apoyo, a los otros dos equipos, tan responsables del desastre y tan malos como los que están, que siempre aprovechan el malestar de las gentes para volver a encaramarse en el poder.
Para convertir en fuerza política esta rabia y determinación, tenemos que creer en que ello es posible; que es posible construir un gran espacio de participación política común, plural y alternativo, y creer que podemos encontrar, no solo la voluntad sino las formas de comunicarnos con la gran mayoría de la población, para convencerlas de que entre todos y todas podemos barrer con toda esta ignominia.
La mayoría de los dominicanos y dominicanas saben muy bien que sus partidos no sirven para resolver ninguno de los grandes problemas de la Nación; que cuando llegan al poder todo se queda igual o peor, y saben también que las cúpulas de sus partidos están constituidas por multimillonarios, que pasaron de una vida modesta o pobre, antes de llegar al gobierno, a una propia de multimillonarios indiferentes.
Todo el mundo sabe eso. Solo unos miles de miembros, repartidos en los tres partidos, que tienen los vínculos con los dirigentes para garantizarse un puesto desde el cual hacerse millonario y hacer millonario a su pequeño círculo, piensan distinto a la gran mayoría de las gentes. La gente sabe también que de este modelo o sistema social (o como usted quiera llamarlo) que nos han construido los tres partidos a través de más de 40 años, nada bueno puede esperarse. Y entonces, los dominicanos y dominicanas andan por ahí, cada uno buscándose la vida por su cuenta. Los más osados u osadas, venden todo lo que tienen, cogen prestado y se montan en una yola o se van en la bodega de un barco, a buscar suerte en otras playas.
Lo que tenemos que hacer todos los hombres y mujeres de la franja progresista es cambiar de actitud y decidirnos, de verdad, a sacar a estas gentes del poder en las elecciones del 2012. Y empezar desde ahora a convencer a quienes tenemos al lado, de que ello es posible, si todos y todas nos ponemos en eso.