LIMA (AP).- Una estrepitosa caída de su popularidad en las encuestas costó al presidente Alejandro Toledo la grave crisis ministerial originada por el polémico nombramiento como canciller de un aliado político.

   La popularidad de Toledo cayó de 16% que tenía antes de la crisis, a 8%, según una encuesta realizada el sábado en Lima por la consultora Apoyo, y publicada el domingo por el diario El Comercio.

   Ocho por ciento es el punto más bajo de popularidad que ha tenido Toledo en sus cuatro años de mandato, y a 11 meses para concluir su gestión.

   El detonante de la crisis fue la designación como canciller, el jueves, de Fernando Olivera, líder del Frente Independiente Moralizador (FIM), a la que siguieron como protesta las renuncias presentadas por el jefe del gabinete, Carlos Ferrero, y el ministro de Vivienda y Construcción, Carlos Bruce.

   Olivera había discrepado públicamente en los últimos días con varios ministros por su apoyo a la legalización de los cultivos de hoja de coca en una región del sudeste del país.

   La encuesta de Apoyo mostró que 90% de limeños estaba en desacuerdo con el nombramiento de Olivera, mientras que sólo 8% estaba de acuerdo. El sondeo se realizó entre 323 personas con un margen de error de más/menos 5,7%.

   El sábado Olivera anunció que renunciaba al cargo de canciller, en que duró dos días, afirmando que había sido víctima de un «asesinato político» promovido por Ferrero.

   En Perú cuando el jefe del gabinete renuncia, todos los ministros deben poner sus cargos a disposición del presidente, lo que también se vio obligado a hacer Olivera.

   Toledo se aboca actualmente a conformar un nuevo gabinete ministerial por lo que anunció el domingo, en una reunión con sus partidarios, que «en muy pocos días debemos tener ya el gabinete completamente reestructurado».

   El mandatario expresó además públicamente su agradecimiento a Ferrero, a Olivera y a Bruce, por haber colaborado con su gobierno.

   Para el 51% de encuestados por Apoyo, el responsable de la crisis fue el propio Toledo, para otro 30% fue Olivera, mientras que para un 5% el responsable fue Ferrero con su dimisión.

   El ministro de Trabajo, Juan Sheput, consideró que «la crisis ya está terminada» y que Toledo debe conformar un nuevo equipo ministerial que refleje las demandas de la opinión pública, es decir que sea una combinación «entre lo político y lo independiente para garantizar la transparencia del próximo proceso electoral».

   Expresando sentirse «muy dolido», Olivera dijo el sábado que «nunca más integraré algún gabinete del presidente Toledo» ni que ningún miembro del FIM asumirá cargo alguno en el actual gobierno.

   Olivera, a quien sus detractores le atribuyen tener una negativa y poderosa influencia en el gobierno de Toledo, afirmó que fue el propio mandatario quien lo llamó y le ofreció el cargo de canciller.

   El líder del FIM, quien se venía desempeñando como embajador del Perú en España, y ex ministro de Justicia de Toledo, brindó un apoyo clave al partido oficialista en el Congreso, donde éste no tiene mayoría. También lo apoyó en las elecciones presidenciales del 2001 en las que Toledo resultó elegido.