El fiscal de Santiago, José Francisco Núñez, acaba de cometer un abuso contra un ciudadano respetable por los servicios prestados a su comunidad como profesor universitario, dirigente comunitario e historiador.
Me refiero al licenciado Manuel Rodríguez Bonilla quien encontró asesinada, en su residencia de Mao, a su esposa y madre de dos niños, Yasmín Valdez de Rodríguez, en la mañana del 25 de mayo del año 2010.
El manejo poco profesional del entonces fiscal adjunto Nelson Rodríguez, hoy fiscal titular de Valverde, dio pie a una campaña difamatoria, de odio y morbo que motivó trasladar el caso a Santiago.
Allí, la entonces fiscal Yeny Berenice Reynoso encontró dos tipos de piel entre las uñas de la occisa, por lo que se emitió una orden de conducencia contra el esposo para ser sometido a todo tipo de experticias
Luego de los exámenes físicos, de ADN, interrogatorios y pruebas sicológicas a que fue sometido, la Fiscalía optó por dejarlo en libertad al no encontrar ningún indicio en su contra.
El pasado lunes, Rodríguez Bonilla visitó la Fiscalía de Santiago para indagar cómo iban las investigaciones sobre el crimen de su esposa y el fiscal lo apresó ejecutando de nuevo la vieja orden de detención y pidiendo prisión preventiva contra él.
Además de haber duplicado el tiempo de 4 años que establece el Código Procesal Penal para cualquier proceso investigativo hasta la absolución o condena, este hecho fue exhaustivamente investigado por dos fiscales titulares y dos adjuntos.
Por ello resulta extraño que, a esta altura, el fiscal de Santiago cometa un atropello contra un profesional consagrado solo al cuidado y educación de sus dos menores, huérfanos de madre.