Por aquellos recuerdos

Por aquellos recuerdos

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Como mis lectores podrán apreciar, mi poesía no es perfecta, pero creo estar seguro que en ella hay una manifiesta dirección vocacional y espero contar con su indulgencia, pero sigue marcando mi caudal emotivo sin estruendos, pero revestida un sentimiento que varía el lenguaje apropiado, y ahora estamos en presencia de un simple balanceo de aquellos apenas 18 años de edad, cuando nos iniciábamos, enfrentando la vida como Quijotes sin rocinante: Espera, / no te vayas, / quiere hablarte mi corazón / que está muy triste; / Escucha / sumergí mis ensueños en el mar de mi vida / me alargué cual gigante / que no mira a los chicos / al pasar por su lado / y en un sorbo de angustias / me bebí mi tristeza / liberé mis esperanzas / de un amor ya caduco y me di la tarea/ de buscar otro amor.

A veces el poeta al expresarse, no hace otra cosa que escribir su autografía, sobre todo cuando dice: Búscame en todas partes / en la tarde que muere / y en la noche que nace / en la rosa que adorna / las orillas del lago; / búscame en lo profundo / nunca tiendo mi brazo / sobre las superficies. / Búscame en la tristeza, / donde un pájaro llora / su pasada alegría, / donde el sol va muriendo / donde un rayo de luna / compone sinfonías / con las olas del mar; / allí, en el ensueño, / donde huele a tristeza, / allí me encontrarás.

En todo poema hay un querer que no se ha podido realizar, o una angustia que hace horizonte en el verso; hay una búsqueda intensa / una constante que hace horizonte en el verso; hay una búsqueda intensa y una constante melancólica disfrazada en múltiples manifestaciones. Y todo no es más que un suspiro del alma desesperada o ampliamente alegre, o triste, inquieta, manifestada en forma de verso.

En aquellos juveniles años, cuando no existía la TV y el cine, apenas ofrecía obras importantes, sólo nos quedaba el refugio de la lectura de los grandes escritores, poetas y soñar con el futuro dentro de una dictadura que nos prohibía salir a correr el mundo, pero hicimos lo que nos exigían las circunstancias y cumplimos con nuestro país, y no estamos arrepentidos. Todavía queda mucho por hacer. Ayudemos a nuestros hijos, nietos y biznieto. Ellos también harán Patria.

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