Por dónde comenzar

Por dónde comenzar

FERNANDO I. FERRÁN
El orden de los factores sí afecta el resultado. Al menos en la vida real, donde no es lo mismo disparar y luego apuntar al blanco, que hacerlo al revés. El límite del axioma matemático en la realidad dominicana viene al caso sobre todo estos días, en los que no hay que ser el Príncipe Hamlet de Dinamarca para dudar, dudar y seguir dudando ante el cúmulo de problemas que se nos acumulan y nos aczxosan. Entre muchos otros enredos tenemos el aparente tranque que ha originado la ratificación del Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica en el Congreso estadounidense.

¿Debemos aprobarlo cuanto antes y luego someter y aprobar la reforma fiscal y las eventuales compensaciones al aparato productivo nacional? O por el contrario, ¿hay que hacerlo todo a la vez en el Congreso Nacional y prevenir así caer en el gancho del sempiterno “pacto de caballeros no honrado” que lo único que consigue es que unos parezcan más listos que otros, durante los escasos minutos de un titular de prensa, y que ninguno acabe de liberarnos de la indecisión colonial de la España Boba?

Mientras eso se resuelve, han ido y venido paquetes, paquetazos y “reformas” fiscales, sin que dejemos de asombrarnos y de debatir respecto a la creciente pobreza del pueblo dominicano y a los sempiternos problemas de competitividad que padece el sector productivo nacional.

El marasmo es tal que nadie sabe si en verdad podremos salir a flote. Particularmente, sin un sistema energético estable y más barato. Para lograrlo, dicho sea de paso, debiera procederse con absoluta transparencia. Quizás por eso la Contraloría acaba de prohibir veladamente hacer negocios a los funcionarios gubernamentales y escasos días más tarde se anunció, como quien no quiere la cosa, la suspensión de la compra de dos plantas de carbón.

En cualquier hipótesis, en medio de la frustrada resignación de la población tal vez valga la pena recordar aquello de: “Primum est vivere, deinde philosophare”, en cuyo caso lo primero que habría que hacer sería enfrentar la cuestión haitiana y dejar para después los atisbos de modernidad, incluso los que tengan el sello de marca presidencial. Dicha cuestión acumula presión desde mucho antes que los problemas de la modernidad y de los más recientes intríngulis del libre comercio. ¿Acaso no son cada día más inquietantes las agresiones y los conflictos que afloran espontáneamente en una y otra localidad, debido a la concepción y a los prejuicios de integridad nacional que nos dominan?

Lamentablemente, si la solución que nos dicen que se gesta en la frontera dominicana en algo se parece a la de esa otra frontera delimitada por el Río Grande, tendremos que decir que el futuro no es tan brillante como quisiéramos. Y todo porque nos hemos perdido en discusiones estériles y nos hacemos de la vista gorda sobre ese grado de complicidad en función del cual desde tiempos memorables, por lo menos los de Trujillo, el mercado laboral dominicano comenzó a mediatizarse en los campos azucareros y a excluir la superación de su recurso humano.

Tan sólo los hechos de corrupción y el afán de devenir ricos sin sudar ni rendir cuentas son tan omnipresentes en la sociedad dominicana contemporánea como la ambigüedad antes aludida. Con razón el Estado de derecho no se tiene en pie por sí solo. Pululan las continuas interferencias y zancadillas en los estrados. Mientras tanto, la educación y la salud se arrastran por el suelo. Y la democracia gatea sin legítima participación ni representación.

En resumidas cuentas, no es fácil sobrevivir y menos aún mal vivir en estos días revestidos de gris. Al menos con entusiasmo y sentido. Predominan la desorientación y la falta de liderazgo. No ya clasistas, como se diría antes, sino nacionales. Particularmente en medio de una sociedad que no extraña sus propios valores morales. Situación ésta que resulta ser tan primordial que estamos prestos a celebrar el 16 de agosto sin saber a ciencia cierta por dónde acometer nuestra propia Restauración.     

fferran1@yahoo.com

 

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