Fue en el año 2005 cuando se puso en vigor la convención  de las Naciones Unidas contra la corrupción y actualmente son 143 países que la conforman (ignoro si el país forma parte) si lo está viola la misma. Luego los líderes del país deberían pensar cómo deberán encarar el pasado que es desde donde deberíamos iniciar el combate contra ese flagelo y para poder iniciar un verdadero cambio de clima en este país de nuestros sueños y desvelos. Romper con el pasado es poder implementar el cambio que necesitamos.

En  que la coincidencia y la expectativa del público de que por fin se hará algo efectivo contra la corrupción generará una avalancha de denuncias, algunas de las cuales se remontan muy atrás. Aunque sabemos que sin voluntad política ningún gobierno puede practicar una de las leyes fundamentales del poder: enfrentar la corrupción para poder conseguir desarrollo total. También sabemos que las opciones son limitadas, sobre todo cuando se habla desde el gobierno de borrón y cuenta nueva.

Para tener éxito en la lucha contra la corrupción, hay que tener presente la efectiva aplicación de las leyes existentes sobre la misma y los casos en la justicia tener prioridad. Introducirse dentro de los caminos de la corrupción hoy es muy difícil que sustentar valores que cualquier clase de funcionario no posee, pero además tener mucho valor personal y contar con jueces que no vacilen para dar una sentencia correcta  y fiel a lo establecido por los principios morales y el fundamento señalado por las leyes correspondientes y tener respaldo dado al sistema por la cúspide de la judicatura, que deberá estar libre de atadura políticas. Si la corrupción continúa, el país necesariamente se mudará cada día más en el hoyo del desprecio de la comunidad internacional y no podremos dar ni un paso hacia delante en busca de un  desarrollo sostenido.

Hay que pedir asesoramiento a Bertrand de Speville. Es urgente.