En ocasión del suicidio del arquitecto David Rodríguez, producto del acoso de la mafia que dejó estructurada en la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE) el ingeniero Miguel Pimentel Kareh, surgió un movimiento de opinión que abogó para que la referida entidad fuera cerrada.
Desde la gestión del ingeniero Félix Bautista, autor de uno de los desastres más grandes cometidos contra el Estado desde una institución pública, el Gobierno no actuó y la ciudadanía vio con estupor cómo se repetían los actos de corrupción contra el erario.
Con la destitución de Pimentel Kareh, llega a la entidad el ingeniero Francisco Pagán, quien permitió que la estructura mafiosa dejada por sus predecesores, continuara operando, al extremo de provocar la tragedia del arquitecto Rodríguez.
La justicia inició las investigaciones correspondientes y limitó el expediente a dos empleados subalternos. Mientras tanto, el ingeniero Pagán continúa dando palos a ciegas, empecinado en provocar otro caso como el de David Rodríguez por la cantidad de profesionales de la ingeniería a quienes se niega a pagar las cuantiosas deudas de la OISOE con ellos.
Llegó al extremo de comprar equipos médicos por más de 100 millones de pesos, sin las licitaciones correspondientes, según denuncia pública de varias empresas suplidoras de productos y equipos farmacéuticos. El caso se investiga y mientras tanto el Ejecutivo empezó a quitar a la OISOE la construcción de escuelas públicas.
Confiamos en que este sea el inicio de un proceso que culmine con la eliminación de la OISOE o que la limite a las funciones de supervisión, cerrando un capítulo de distorsión y corrupción en esta institución pública que avergüenza al país.