Por el derecho a la esperanza

Por el derecho a la esperanza

Se le notaba nervioso, confundido, no sabiendo hallar las palabras precisas que tradujeran su profunda emoción y gratitud ante la notable y merecida concurrencia que asistía a la publicación de su libro en el Salón Juan Bosch de la Biblioteca Nacional, la noche del jueves 2 de junio.
Pasado ese primer momento, con notable claridad advertía, “este no es un libro para ser adquirido y guardado en una biblioteca. Si fuera así, les agradecería que no perdieran su dinero ni su tiempo.” Este es un libro para ser leído, pensado y meditado con sentido crítico, para ser cuestionado y dar respuesta a las inquietudes y verdades que lo motivan; para servir de guía “de herramienta útil” al pensamiento colectivo y el accionar del pueblo dominicano, injustamente marginado, siendo el “único y verdadero protagonista para hacer su propia historia” desterrando engaños y falsedades de “una democracia bastarda, hija de la derrota de los auténticos demócratas y revolucionarios de 1965.” (Grijeses) “Una democracia mutilada, de padre y madre no naturales, engendro de monstruos” donde una pequeña y poderosa oligarquía (“Los Tutumpotes” de Bosch) “gobierna la mala vida de de la inmensa mayoría del pueblo dominicano.”
Y explica el por qué se decidió por ese evocativo título “Por el Derecho a la Esperanza” y no por otro que le zumbaba los oídos y que descalificara, no queriendo que fueran Los Poderosos los protagonistas que acapararan la atención como dioses del Olimpo que se abrogan el poder y el derecho de gobernar conforme con sus particulares intereses, con un pragmatismo absurdo e indignante que no define “lo que conviene” y que ha hecho de la política, la ciencia más pura y más digna después de la filosofía, “un negocio para provecho de unos cuantos vivos, y los responsables y beneficiarios de que así sea se presentan ante las masas y hasta en círculos internacionales como si fueran verdaderos políticos y no lo que son: farsantes y maestros en el arte infame de engañar a su pueblo.” (J. Bosch, 1985, pags. 23 -24).
Pero el libro no es una apología al Gran Maestro de la verdad y la moral política, de su pensamiento y su actitud cuando, desde el poder, quiso dar y ser ejemplo de austeridad, de honestidad, de civismo y patriotismo, no de poderío y autoridad malentendidos. De respeto a la Constitución. Por eso su ejemplo de dignidad, no su persona, fue visto como un mal ejemplo para estatus del sistema tradicional vigente que desató todos los demonios de aquí y allende los mares, de los agresivos “defensores de la libertad” del capitalismo egoísta y salvaje.
Este libro hay que leerlo con conciencia ciudadana y ser asimilado para poder conocer la causa profunda de nuestros males ancestrales, romper ataduras e iniciar la búsqueda exploratoria de nuevos caminos para superar el orden impuesto y construir una sociedad y una democracia más justa, más digna y verdadera.
Comentado con sapiencia y valentía por Narciso Isa y Carlos Peña, la noche discurrió en un ambiente de paz, sin odios y nuevas esperanzas.

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