Por entre frivolidades a Ylonka Nacidit, por su tenacidad

Por entre frivolidades a Ylonka Nacidit, por su tenacidad

Agradezco a Ylonka Nacidit su invitación al XXX Congreso de la Asociación de Estudios de Género y Sexualidades 2021, el cual se realizórecientemente en el país, con la participación de centenares de invitadas.

Inicio este ensayo con dos citas:

Una es de la Premio Nobel Alternativo de Guadalupe, Maryse Condé, de 1979:

“La voz de la mujer raras veces es triunfante en ninguna parte del mundo.  La condición femenina se caracteriza en todo lugar por la explotación y el desaliento”.

Y, en un tono más optimista,  JoséMartí:

“Y es que en América está ya en fila la gente nueva, que pide peso a la prosa y condición al verso, y quiere trabajo y realidad enla política y enla literatura”.

En sus múltiples ensayos sobre El Caribe, la brillante ensayista y critica literaria Dra. Daisy Cocco, única presidenta dominicana del Hostos CommunityCollege, plantea que para nosotros dominicanos, boricuas y cubanos, el termino Antillanía tiene un significado pleno, pero no los términos caribeños, o Antillanía. Uno nos congrega enla experiencia histórica y cultural compartida con las Antillas Mayores,el otro nos somete a una categoría, como señalóFrantzFanón, sociológica, antropológica y etnográfica de origen anglófono, francófono e hispanófono, que nos divide.

Daisy, se hace eco del escritor boricua Edgardo Rodríguez Juliá, cuando dice que la carbonización presupone la coincidencia en espacios políticos de pueblos hermanados por un pasado colonial europeo y sistema parecidos de explotación. Y esta propuesta presupone no ya una lengua común, o una misma experiencia histórica derivada del colonialismo, sino coincidencias mas abarcadoras ya que somos un espacio de congregación donde culturas y razas coinciden en una memoria del pasado que no fue del todo nuestro.

Compartimosun espacio geográfico como región,pero nos preguntamos si compartimos un proyecto histórico, o somos una región donde las ideas no coindicen fácilmente ni desde nuestras diferencias lingüísticas, nuestros desarrollos económicos, ni desde nuestro porvenir. Y, añado, ¿desde nuestras diferencias de género?

Parapoder responder algunas de las interrogantes sobre la cultura caribeña habría que recurrir a un concepto unificador que nos permita ponderar cadaisla del Caribe con un mismo método de análisis, que propongo sea la concepción Gramsciana (de Antonio Gramsci) sobre lo que es cultura, ya que si hemos de hablar desde la perspectiva de una escritora obligatoriamente el concepto se reduce al mundo letrado, dejando fuera interpretaciones antropológicas, etnográficas, espirituales o folclóricas de lo que podría interpretarse como cultura, espacios donde las mujeres han jugado y juegan unpapel fundamental, marginado por simple exclusión, o por falta de recursos para expresarse, con rarísimas excepciones como la Condesa de Merlín; Gertrudis Gómez de Avellaneda, olas que como Sor Juana ingresaron ala vida conventual.

La cultura según Gramsci, es ideología, eideología la superestructura de ideas que genera la sociedad a partir de su estructuración social y su expresión en un sistema de clases. Esta ideología, como la de género, se transmite y reproduce vía los llamados agentes de socialización, a saber: la familia, escuela, iglesias, medios de comunicación y fundamentalmente la lengua, como expresión de realidad. Todos con el objetivo de hacernos creer y aceptar que la realidad social tal y como existe es algo “natural”, cuasi “divino”, inmutable.

Para lograr la hegemonía cultural sobre las mayorías, las clases dominantes crean una dirección intelectual, lo que Gramsci define como “intelectuales orgánicos”, entre los que menciona en primer lugar al clero, por su capacidad organizadora en la esfera de la cultura y su división de la gente entre “intelectuales” y “pueblo simple”. Dentro de ese “pueblo simple”, desde luego, está mayoritariamente la mujer.

¿Cómo superar esta dicotomía?
Gestando, afirma Gramsci,la creación de un bloque intelectual moral que fomente el progreso entre las masas y no solo de los escasos grupos intelectuales; el contacto entre intelectuales y pueblo “simple”. Por eso toda organización necesita crearuna elite de intelectuales especializada en la elaboración conceptual y filosófica de un nuevo orden social, y la crítica-no frígidamente estética- de la cultura presente.

En América Latina, uno delos estudiosos máslúcidos de Gramsci fue el educador brasilero Paulo Freire, cuyo Centenario celebramos este año, quien escribió unlibro fundamental que se llama PEDAGOGIA DEL OPRIMIDO, planteando que no hay opresión posible si el oprimido y oprimida no internalizan al opresor, si no creen y asumen sus postulados de realidad en todos los planos.

Su método propone,primero identificar a los agentes de socialización y luego desglosarlos en su carga de valores y postulados, enla conformación de la conciencia de opresores y oprimidos. Solo así, afirma, podemos analizar con lucidez la desvastadora ideología del colonialismo y neocolonialismo en loscondenados de la tierra y comenzar a identificar los elementos comunes de esa dominación para cuestionarla y combatirla.

En nuestro Caribe, much@spensador@s intentaron demitificar elementos específicos de laideología de nuestra opresión. En el caso del incipiente movimiento feminista dominicano, liderado por esa extraordinaria mujer que fue Abigail Mejía, autora del libro “Por entre frivolidades”, de 1922, del cual adopto el titulo de este ensayo, las feministas dominicanas, concentraron sus esfuerzos en la obtención del voto. No podían, dado el férreoaislamiento en que vivían, incursionar en temas como la negritud y la clase, algo que años después hace Aida Cartagena Porta latín a su regreso de Francia, donde tuvo el privilegio de conocer e integrarse al movimiento de la Negritud. (Ver su poema a las siete niñas negras asesinadas en Birmingham).

Tampoco tuvieron la posibilidad de conocer el Movimiento de Creolidad, creado por el MartiniqueñoÉdouardGlissant, considerado como el mas importante teórico de la caribeñidad del Siglo Veinte, quien define el derecho del oprimido y oprimida a la no-clasificación, ni a la opacidad, que necesita el opresor para poder encajar a los oprimidos y oprimidas a sus esquemas cognitivos y poderles dominar.

Su concepto del Caribe es el de “un bote abierto”, único capaz de crear “formas de memoria” que puedan trascender nuestra “no-historia” (referida a la historia oficial), donde generalmente el papel de las mujeres, escritoras o no, es prácticamente inexistente.

Existen raras excepciones, como la escritora Mary Prince, de Jamaica, quien ya en 1831 escribió su autobiografía como esclava; o Mary Seacole, también de Jamaica, quien narra “Las maravillosas historias de la Sra. Seacoleen sus muchas travesías”, 1857, donde cuenta su rol como enfermera en varios países y en Crimea.

Con su “Poética de Relación”, Glissant concluye haciéndonos un llamado: Nuestra cultura, dice, se construye a través de relaciones, no con el aislamiento proverbial del intelectual occidental, y debe partir de la aceptación de nuestras diferencias, sin adaptarlas a esquemas ideales ni a las jerarquías establecidas por Occidente.

Glissant, como Marcus Garvey, como CLR James, o el propio Aimé Cesaire no se detienen en consideraciones de género, incluyendo a la mujer negra, o esclava, como sujeto dentro del genérico “hombre”, donde pierde toda su especificidad.

Noten que no he hablado de José Martí, quien afirmó que sin la mujer no hay civilización posible, ni creación de una nueva cultura. Cultura donde el análisis de genero contribuya aportes sociológicos yliterarios que nos permitan trascender la “frivolidad”.

Para lograr la hegemonía cultural sobre las mayorías, las clases dominantes crean una dirección intelectual

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