DOHA, Qatar.- El Papa Francisco está empeñado en que durante su pontificado la Iglesia Católica se adapte, en algunos aspectos, a la sociedad mundial actual, es decir, al mundo moderno que presenta nuevos comportamientos, muchos de ellos tradicionalmente reñidos con las creencias, reglas, enseñanzas que dicha Iglesia ha impartido durante siglos a su feligresía.
Uno de los temas más esperado por los católicos, ha sido el referente a las parejas casadas por el rito de la Iglesia Católica, posteriormente divorciados y casados con nuevas parejas por lo civil, ahora pueden recibir el Sacramento de la Comunión. El Papa Francisco lo ha dicho claramente que tienen las puertas abiertas para regresar a su iglesia a la que estuvieron unidos, incluso, en millones de casos, desde la infancia.
Durante largo tiempo los divorciados católicos, vueltos a casar civilmente fueron objeto de una guerra psicológica cruel, que les apartaba de su iglesia, se les negaba la comunión, se les acosó de tal manera, que sembraron en ellos sentimientos fuertes de culpabilidad, como en la época de la Edad Media. Una pena que muchos albergaban hasta el final de sus existencias, pues pensaban que estaban excomulgados, “Vivian en un estado de pecado mortal”, tema que en ocasiones, en los centros educativos católicos se lo restrujaban en las caras a sus alumnos, incluso niños, cuyos padres estaban viviendo la situación.