Por igualdad más allá del discurso

Por igualdad más allá del discurso

La igualdad de la mujer con el hombre, en materia de derechos y oportunidades, solo existe en la retórica de un discurso repetitivo y cansón. Sindicatos, partidos ni gobiernos llevan a la práctica la prédica de igualdad que, en fechas como la de mañana, se convierte en el estribillo a entonar.

Se postula y aúpa al hombre y se relega a la mujer. El poder político ni la remuneración por el trabajo son equitativos. Tampoco la oferta de oportunidades lo es. Basta revisar las nóminas de las dependencias públicas.

No ha bastado que la ONU haya reconocido el 8 de marzo como fecha para resaltar la lucha de la mujer por la igualdad, que data desde Lisístrata, en la antigua Grecia, hasta nuestros tiempos, pasando por la Revolución Francesa.

A contrapelo de toda clase de discriminación, la mujer demuestra cada día el peso decisivo de su papel en la sociedad. Hoy por hoy, en nuestro país las mujeres son mayoría en las academias de estudios superiores. Es un indicador inequívoco del afán de superación y el deseo de participar activamente en la toma de decisiones. La mujer, sin duda alguna, ha tenido que aprender  a arrebatar los derechos que, sin el menor regateo, se reconocen al hombre. La inocultable segregación de género, que se manifiesta en todas partes y en todo momento, debe cesar y dar paso a un sistema de distribución igualitaria que trascienda la necia vaguedad del discurso.

 

Protestas para demandar obras

En estos días se han producido protestas y paros en comunidades de la Región Este, Santiago, San Juan de la Maguana, Puerto Plata  y la Línea Noroeste. La demanda común es de obras que el Gobierno prometió y no ha realizado, o inició y luego paralizó. En cada una de las protestas se ha demandado acondicionamiento y construcción de varias carreteras.

Las malas condiciones de muchas carreteras ha obedecido a dos factores: corrimientos y derrumbes por efecto de las lluvias y falta de mantenimiento. Las autoridades están obligadas a buscar soluciones para cada caso, sobre todo en estos tiempos en que se ha prometido la realización de obras para dinamizar la economía. Ha sido una tradición en este país que el Gobierno inicia obras y luego las paraliza sin aparente justificación. Otras obras se prometen y no se realizan en el tiempo acordado. Hay que terminar ya con esta práctica que encarece obras y genera protestas.

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