Por Ingrid Betancourt

Por Ingrid Betancourt

PEDRO GIL ITURBIDES
Tal vez los jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ignoran el reflejo de su reacción ante la oferta francesa por auxiliar a Ingrid Betancourt. El virtual rechazo de las FARC al pedido del Presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, muestra en esencia el espíritu de ese grupo guerrillero. Y respalda la posición de cuantos se mostraron opuestos a la propuesta del Presidente venezolano Hugo Chávez, de que se considere a las FARC como una simple fuerza política.

Este grupo sostiene que ha hecho sacrificios ingentes para mostrar su buena voluntad. Y en efecto, de todos los secuestrados que mantienen bajo su férula soltaron tres, hace un tiempo. Estos fueron, precisamente, los que dieron noticias de los quebrantos de salud de la señora Betancourt.

No estoy entre quienes desean que las FARC haga tantos sacrificios como los que les piden sus contrarios. Después de todo, cuando han raptado a un político contra su voluntad, justo es que lo mantengan como rehén hasta que otra cosa decidan. El caso de la señora Betancourt, era, sin embargo, una ocasión de oro para mostrar que en vez de terroristas, son gente capaz de entendimiento. No tenían que entregarla como tontos.

Debieron ponerse en contacto con el gobierno francés por vía de su protector, el mandatario venezolano, y hacerle una contrapropuesta. A cambio de permitir que los médicos franceses examinaran a la secuestrada, y la tratasen, Sarkozy asumiría una postura menos rígida ante las FARC. Mostrar un rostro humano habría concitado interés de gobiernos que no tienen arte ni parte en el prolongado conflicto colombiano.

Al asumir la inflexible postura exhibida, las FARC enarbola en contra de sus pretensiones las no menos radicales posiciones de los gobiernos que los consideran una sarta de bandoleros. La señora Betancourt es un símbolo de mujer sufrida y atropellada, lo cual se halla muy lejos de los objetivos originales de las FARC. Es probable que las FARC, al capturarla, tuviesen en cuenta que, como política destacada, era canjeable por varios de sus asociados detenidos.

Hoy, en cambio, la señora Betancourt es vivo retrato de la abyección a la que se llega cuando se olvidaron principios humanos. Al negarse a realizar “nuevos sacrificios”, pierden las FARC. En cambio, gana Ingrid Betancourt, aunque al ser sacrificada le vaya la vida.

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