Por la buena o por la mala

Por la buena o por la mala

Independientemente de las controversias filosóficas que ello provoca, para los panteístas la naturaleza y para los monoteístas Dios, en todas sus concepciones o variantes culturales, impone sus reglas y de vez en cuando se manifiesta con aterradora energía diciendo: “Yo digo que debe ser así”.

Los seres humanos hemos ido erosionando el planeta alterando las leyes naturales y en términos científicos, hemos ido tratando de descubrir la forma en que podemos tumbarle el pulso a la naturaleza o a Dios. Como profano en geología y artes colaterales, he afirmado sin temor a equivocarme que los experimentos nucleares y grandes explosiones atómicas abiertos o encubiertos han sido responsables de algunos tsunamis, terremotos, erupciones volcánicas y otros desastres naturales donde ningún gobierno o científico ha querido ni querrá dar la cara y en la ciencia médica, la sustitución del parto natural por la cómoda cesárea, ha devenido en un consuetudinario negocio donde numerosas mujeres, compañías aseguradoras, clínicas, hospitales y médicos participan consciente o inconscientemente para burlar, sin justificación diagnóstica, leyes naturales.

Los riesgos quirúrgico-anestésicos y sus complicaciones se están replanteando con la cesárea y también los dueños del dinero están comprobando que el parto es muchísimo más económico y virando el sartén, han comenzado a pagar más por un parto normal que por una cesárea y los ginecobstetras que en el futuro no estén bien entrenados para lo normal, no solamente tendrán menos pacientes y más complicaciones, sino que también devengarán menos honorarios.

En otras palabras, la naturaleza impone sus reglas, por la buena o por la mala y aún cuando cambia o evoluciona, lo hace utilizando su propio ritmo.   

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