Hace un tiempo, el entonces presidente de la República, Lic. Danilo Medina, sometió a la consideración de la Cámara de Diputados su propuesta a favor de las tres causales eximentes de la penalización del aborto, claramente definidas: a) b) c).
Dichas causales, justificadas y defendidas por ilustres autores y profesionales del derecho y la salud física y mental, fueran a consagradas por ley en países culturalmente avanzados tanto de Europa como del continente americano.
Sin embargo, contrario a lo esperado, el presidente Medina, luego de este primer buen paso no queriendo disgustar y verse enfrentado por la Iglesia Católica, obcecada en la penalización, se olvidó de su propuesta; no ejerció su poderosa influencia en las Legislativas su favor, contrario al desmesurado empeño cuando pretendió reformar de nuevo la Constitución para permanecer en el poder por un tercer periodo de gobierno consecutivo.
Había escrito identificándome con las tres causales, señalando el injerto impuesto por la jerarquía católica en el Art. 37 de la Constitución que contradice y desnaturaliza lo previsto en su Art. 38, sobre la Dignidad del ser humano considerada “sagrada, innata e inviolable” declarando que “ su respeto y protección constituyen una responsabilidad esencial de los poderes públicos. ” Y el Art.
39 que consagra el Derecho a la Igualdad y en sus cinco acápites garantiza la igualdad de trato y de derechos que debe existir entre el hombre y la mujer sin privilegio ni discriminación alguna, y los arts. 42, Derecho a la integridad personal y 44, Derecho a la intimidad y honor personal. A eso agrego otra disposición constitucional de capital importancia: Art. 45, Libertad de conciencia y de cultos, que debe prevalecer en un Estado democrático, laico, no confesional.
Para entonces fui visitado en mi despacho de la Academia de Ciencias por dos prestantes amigas, la Dra. Magaly Caram, y la Licda. Lourdes Contreras, reconocidas combatientes a favor de la igualdad del género y en especial contra los abusos de derechos y discriminación que viene padeciendo la mujer.
Querían que yo las acompañara en condición de Presidente de la Academia, a un encuentro que iban a sostener con el presidente de la Cámara de Diputados, Lic. Camacho, y otros diputados y me entregaron para mi estudio y consideración un elaborado documento donde se destacaba los fundamentos éticos, morales y de derecho que eximen en justicia toda responsabilidad civil o penal a toda mujer que hubiera sido víctima de incesto, de violación o que pudiera correr riesgo de vida, en caso de mantener en su vientre un feto clínicamente diagnosticado como mal conformado.
Gustosamente, debidamente autorizado por el Consejo Directivo accedí a acompañar en mi condición de presidente de la Academia a mis dos representadas y fuimos gratamente recibidos por el Lic. Camacho y sus pares allí reunidos, quienes con sumo interés escucharon nuestra exposición y los comentarios de nuestras patrocinadas, saliendo todos convencidos de su apoyo y respaldo.
Pero el tiempo pasó. Nuevamente se conocerá la reforma del Código Penal y se pretende postergar, las causales eximentes de penalización del aborto como si mereciera mayor estudio.